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martes, 31 de agosto de 2010

LA CONQUISTA DE MELILLA


Melilla, en la antigüedad, fue colonia comercial fenicia, denominada Rusadir, y puerto estratégico en las guerras entre cartaginenses y romanos, quienes le concedieron el estatuto de Colonia con el nombre de Flavia (año 46 d. C.) Ésta aparece perfectamente situada en el itinerario del Emperador Antonino como cabecera de la región Oriental de la Mauritania Tingitana, delimitada por el Muliluia Flumen que la separaba de la Cesariense.

Posteriormente, al igual que el resto de territorios romanos, fue invadida por los vándalos procedentes de la península, por lo que fue destruida y reedificada más tarde por visigodos y bizantinos.

Durante la gran expansión árabe, la ciudad se convierte en un reino llamado Nekor y Abderramán III la incorpora, con el nombre de Melilla, al Califato de Córdoba a finales del s. IX, pasando en el XIII a manos de los Meriníes de Fez.

Posteriormente Melilla, estando en una época de desarrollo y florecimiento, sufre las consecuencias de las guerras entre Fez y Tlemecén (Argelia), que supuso la ruina y el abandono de la ciudad.

A fines del siglo XV se produce en España el término glorioso de la Reconquista, con la rendición de Granada, y Melilla sostiene un animado tráfico con las costas de aquel Reino, de donde llegan constantemente numerosos vencidos que no se avienen a permanecer bajo dominio cristiano en las tierras que fueron el antiguo Reino Nazarita.

En octubre del año 1493 el Rey Boabdil, en unión de sus familiares y cortesanos, desembarcaba en Cazaza, a 18 Kilómetros de Melilla, una vez rendido su Reino de Granada ante los ejércitos victoriosos de los Reyes Católicos.

Razones políticas y estratégicas, y el deseo de impedir en el futuro nuevas invasiones, movieron a los Reyes Católicos a apoderarse de la costa norteafricana de cierto número de bases que sirvieran como centinelas avanzadas de la seguridad nacional, y con este objeto enviaron emisarios al otro lado del mar que informaran sobre la situación de aquellas costas, noticiosos de que la ciudad de Melilla, por las continuas guerras sostenidas entre los Reyes de Fez y Tlemecen, se hallaba casi despoblada.

Pasó en primer lugar, el Comendador Martín Galindo, quien después de reconocer la ciudad de Melilla y ante el gran número de habitantes que vivían en sus proximidades, informó al Rey que la conquista era harto difícil de realizar y aun en el caso de que se tomase Melilla, "antes se llamaría carnicería de cristianos que población de ellos" y ante tales informaciones se desanimaron los católicos monarcas, acordando el aplazamiento de la conquista de la plaza.

Noticioso el Gobernador de Andalucía, don Juan Alonso de Guzmán, III Duque de Medina Sidonia, de que los Reyes abandonaban el propósito de conquistar Melilla, decidió tomar la empresa a su cargo, a cuyo efecto y obtenida la competente autorización real, comisionó a su Comendador don Pedro de Estopiñán Virués, para que pasara a explorar la península de Tres Forcas, cosa que realizó disfrazado de mercader, en unión del famoso artillero Francisco Ramírez Madrid. Una vez estudiado el terreno y sabiendo de lo necesario para reedificar la ciudad, se le comunicó al Duque quien mandó juntar " cinco mil hombres de a pie y alguna gente de a caballo, mandó aparejar los navíos en los que fuesen y hizo que cargaran mucha harina, vino, tocino, carne, aceite y todos los otros mantenimientos necesarios, y de artillería, municiones, lanzas, ballestas, espingardas y otras armas. Y así mismo llevaron gran cantidad de cal y madera para edificar la ciudad". Y con esta armada de gente partió Pedro de Estopiñán del puerto de Sanlúcar en el mes de septiembre del año 1497.

Se detuvieron en la mar para no entrar de día. Y desembarcando de noche, lo primero que hicieron fue sacar a tierra un enmaderamiento de vigas que se encajaba y que llevaban hecho, a este tipo de prefabricado se le llamó de "cava y barrera". Trabajaron toda la noche para ponerlo en las murallas, de tal manera que cuando amaneció, los moros que andaban por los campos, que habían visto el día antes a Melilla asolada, y la vieron amanecer con muros, y sonar tambores y disparar artillería, "no tuvieron pensamiento de que estuviesen en ella cristianos, sino algunos demonios". Y así cogieron tanto temor del súbito caso, que huyeron de aquella comarca yendo a contar a los pueblos lo que habían visto.

Entre tanto, Estopiñán hacía poner tanta diligencia en hacer descubrir los cimientos de los adarves y torres, y como llevaba gran cantidad de maestros para edificar, y todos los que iban en la armada, con el mismo general, no se despreciaban en trabajar cuanto más podían, dieronse tanta prisa y diligencia en reedificar los adarves y torres, porque de allí encontraron la piedra, conque antes estaban hechos, y con la cal que llevaron no fue difícil terminar la obra.

Cuando, a los pocos días, llegaron los soldados que el Rey de Fez pudo enviar para socorrer a los habitantes de la costa, Melilla era un verdadera fortaleza, por lo que fueron impotentes para recobrarla y tuvieron que retirarse.

Cuando Estopiñán juzgó que se hallaba Melilla en estado de defensa, dejó por alcaide de ella al Capitán Gómez Suárez con una buena guarnición, y volvió a España con el resto de la gente. Dio cuenta, al Duque, por orden de todo lo que había sucedido, y de la manera en que la había dejado.

Lo mandó a dar cuenta a los reyes Isabel y Fernando, quienes recibieron con júbilo la noticia de la conquista. Celebraron tanto los Reyes el éxito de la empresa de Estopiñán, que en la carta que enviaron al Duque con fecha 18 de octubre del mismo año le decían: "que el placer que hobimos con la buena nueva que nos enviasteis, nos ha aprovechado, para templar en algo el dolor que tenemos, porque esperamos en Dios, que desto será mucho servido…"

Melilla es de España, entre otras cosas porque hace 500 años cuando Melilla fue conquistada, Marruecos no existía como tal.

BIBLIOGRAFIA:

  • DE MORALES, GABRIEL ; Datos para la Historia de Melilla (1497-1907), Volumen I. Edita UNED Melilla 1992.
  • DE MORALES, GABRIEL ; Datos para la historia de Melilla (1497-1907), Volumen II. Edita UNED Melilla 1992.
  • MELILLA EN CD-ROM, Cd-Rom conmemorativo de los 500 años de la ciudad. Edita Quinto Centenario de Melilla, S.A. Melilla 1997.

miércoles, 25 de agosto de 2010

NAPOLEÓN BONAPARTE

Tras la caída de Robespierre gobernó la Convención termidoriana (un gobierno surgido del golpe de Estado de termidor, nombre que daban los revolucionarios al mes de julio), que promulgó una nueva Constitución (1795) que representaba los ideales e intereses de la burguesía moderada. No obstante, las potencias europeas seguían viendo en Francia un peligro y continuaron la guerra contra este país.
La convención termidoriana se sustituyó por un Directorio, que se apoyó en los militares; entre ellos destacó Napoleón Bonaparte. Este aprovechó el prestigio adquirido con sus victorias militares en Europa y colaboró en el golpe de Estado del 18 de brumario (9 de noviembre de 1799). Como consecuencia, tres "consules" se hicieron con el poder, con Napoleón como cónsul principal.
Napoleón Bonaparte adquirió cada vez más poder; de primer cónsul pasó a cónsul vitalicio, y en 1804 se coronó emperador. Napoleón se apoyó en el Ejército, portador del espíritu revolucionario. Las principales actuaciones políticas durante el Imperio fueron:
En política interior. Se elaboró el Código Civil, que consagraba la libertad individual, garantizaba la propiedad privada y la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley; y se reformó la enseñanza.
En política exterior. Napoleón extendió su Imperio por Europa, enfrentándose a las potencias europeas agrupadas en varias coaliciones. Francia venció a Austria, Prusia y Rusia, pero no consiguió derrotar a Gran Bretaña, a la cual sometió al bloqueo continental (prohibición de acceso a los puertos europeos a todos los barcos procedentes de Gran Bretaña y sus colonias).
Las tropas napoleónicas fueron derrotadas e 1813 (batalla de Leipzig). Los ejércitos de la coalición antinapoleónica entraron en Francia en 1814. Napoleón fue desterrado y se reinstauró en Francia la monarquía de los Borbones. No obstante, Napoleón regresó a Francia y recuperó el poder (Imperio de los Cien Días). Finalmente, fue vencido en Waterloo (Bélgica), y desterrado a la isla de Santa Elena (en el Atlántico sur).

jueves, 12 de agosto de 2010

LOS CHUETAS DE MALLORCA

Las persecuciones dirigidas contra los judaizantes de origen portugués provocaron indirectamente la desaparición de marranos 1 españoles que hasta entonces habían logrado sobrevivir, aunque a duras penas. El caso más conocido es el de los "chuetas" de Mallorca. La palabra es un diminutivo de judío en mallorquín. En principio, todos los judíos de Mallorca se habían convertido en 1435, mucho antes, por tanto, de la creación de la Inquisición. En realidad, durante dos siglos llevaron una doble vida: en público hacían profesión de catolicismo, asistían a los oficios y recibían los sacramentos; en la intimidad de sus hogares se esforzaban por observar los aspectos esenciales del judaísmo: se abstenían de comer carne de cerdo y se las arreglaban para respetar el sabbat y las fiestas del Purim o del Yom Kippur sin llamar la atención. Los "chuetas" tomaban todo tipo de precauciones, especialmente la de casarse entre ellos. Los cristianos viejos sospechaban algo y los inquisidores también, pero preferían cerrar los ojos, probablemente porque no se imaginaban que el marranismo de los "chuetas" llegara tan lejos. en 1672, el Consejo de la Inquisición- la Suprema- llama la atención al tribunal de Palma, que tiene una actividad muy reducida. Los inquisidores locales comienzan entonces una investigación de rutina, que permite detener a algunos judaizantes. Éstos confiesan los hechos menos discutible y más insignificantes, los atribuyen a la ignorancia, invocan su buena fe y prometen que no se repetirán. La inquisición cree en su sinceridad. En los cinco autos de fe de 1679 no se pronuncia ninguna sentencia de muerte, los "chuetas" salvan la vida, pero las confiscaciones y las multas les dejan en la ruina. La inquietud les corroe; una nueva persecución sería fatal, ya que se les consideraría relapsos. De modo que algunos prefieren huir a Niza, Livorno o Alejandría. Otros están hartos de llevar una doble vida; les gustaría vivir como todo el mundo y no tener que ocultarse: ¿ por qué no convertirse en cristianos auténticos? Alguien da el primer paso: se casa con una cristiana. Inmediatamente, sus amigos le rechazan y le consideran un renegado. Un día, ya no aguanta más; se va a ver a un jesuíta y le cuenta lo que ocurre en los hogares de los "chuetas". Estas informaciones permiten a la Inquisición iniciar nuevas persecuciones. Entre 1688 y 1691, el Santo Oficio efectúa ciento cincuenta detenciones; 37 detenidos son condenados a muerte en 1691. Sin embargo, las desgracias de los "chuetas" no acaban ahí. Hasta el siglo xx serían objeto de discriminaciones: se les expulsa de un baile público; a un canónigo de origen "chueta" se le prohibe confesar y predicar; en 1904, el jefe del gobierno, Antonio Maura, es insultado en pleno Parlamento" !Que se calle el "chueta"!. El obispo Enciso Viana fue quien abolió, en 1955, la distinción entre "chuetas" y "puros" entre el clero de Mallorca.

1. marrano: judío converso al catolicismo.

Bibliografía: "Breve historia de la Inquisición en España. Joseph Pérez.