Translate

lunes, 25 de abril de 2016

LETRAS

Amanece lluvioso un día más. Recordaba la última visita a Roma; colorido,un sinfín de historias y lugares que recorrer, pero también llena de misteriosos rincones y situaciones extrañas. Mario añoraba sus vivencias de adolescencia, el pálpito de su corazón al encuadrar los mismos paisajes, las mismas escenas monumentales con un vaivén de prematura nostalgia. Sin embargo, en aquél restaurante sucedía algo extraño, y él lo sabía. Sí, era ella, al menos su mirada y su toque de gracia cada vez que se acercaba a la mesa, la hacían inconfundible. Al cruzarse las miradas recordaba el día en que luchó por devolver la vida a un pajarito que curioso había caído de un ventanal. Era la preocupación del corazón de una niña adulta por hacer que las cosas sigan el curso de la naturaleza, sin más. Siempre había sido así, y ahora sólo quedaba el recuerdo de tantas manifestaciones y demostraciones de un corazón hermoso, que había sido tan dañado. Fue aquél bar de la ciudad del amor eterno el que empezó a cambiarlo todo, y el empezar a entender el verdadero sentido de la vida.