LIBERTAS

¿Cómo impedir ver su rostro día tras día, noche tras noche?. A veces, incluso siento su aliento, su sonrisa, sus explicaciones sobre sus años escolares y lo que aquel, mi ámbito por entonces,habría significado para ella. Aquél árbol plantado en su juventud planeaba en mi conciencia en mis más delicados momentos tornándose aún siquiera más lúgubres. Volver a verlo me aliviaba en cierto modo. Majestuoso, liderando la hilera del plantío ahora renovado e impúber. Sí, sería mi referencia permanente.El tiempo pasa, pero aquél verano quedaría siempre en mi recuerdo. Todo comenzó en una celebración primaveral, y desde ese primer cruce de miradas el desasosiego mostró su cara más amable y tentador. A pesar de conocernos desde casi la infancia nuestras vidas se disiparon, simples anécdotas se mantenían de forma residual en mi cerebro. ¿Por qué entonces ahora iba a aparecer y de esta manera?. Recuerdo como si fuese ayer aquél día, sus penetrantes ojos negros, su mirada y el preciso instante en el que le pedí sus señas de identidad para contactarle. Incluso si buscase concienzudamente entre mis enseres, encontraría aquella servilleta en la que apunté su correo electrónico. Sin embargo, tardé unos días en contactarle y volver a ver su bello rostro. Sería el comienzo de todo.