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sábado, 18 de abril de 2020

Episodios Consulares (II)

…Y en la dificultad de discernir lo que es real de lo que no lo es, nos mantenemos firmes en ese orgullo estúpido que no nos conduce a nada más que a la miseria. Marcus había estado fuera más de un año, en lugares tan inhóspitos como para pensar que nunca más volvería a verla. ¿Y cómo iba a olvidar esa piel y esas manos, el tacto de aquel primer abrazo a quemarropa,?. Aún así, tras aquélla reunión fallida en Beirut con los siempre temerarios e impredecibles miembros de “המוסד למודיעין ולתפקידים מיוחדים HaMosad leModi
ulTafkidim Meyuhadim ,o lo que es lo mismo, El Mossad, y vista la situación internacional en la zona en la que el Levante Mediterráneo sufre aún la agresión de países occidentales y grupos terroristas organizados, armados y financiados por Estados Unidos y sus socios sionistas y wahabitas, la correlación de fuerzas había comenzado a tener un viraje que beneficiaba a las fuerzas del Eje de la Resistencia. En ese marco, hacía pocos días que se conmemoraban los doce años del término de la denominada Guerra de los 33 días en El Líbano, que significó la derrota de las fuerzas sionistas que invadieron el país levantino, con el objetivo de tratar de destruir a Hezbolá, mediante la excusa de recuperar a soldados israelíes capturados y alejar este Movimiento más allá del límite del Río Litani. Y Allí, muy cerca tuvo lugar el fatídico accidente. Las fuerzas del Eje aumentaban sus efectivos, Hezbolá más activo que nunca, pese a las informaciones erróneas llegadas desde el EU INTCEN, y “una vez más” (hubiese dicho el desaparecido colega Márquez). Sólo pudo recordar un estruendo. Marcus pensó en lo peor ; tiradores camuflados en las siempre peligrosas carreteras, la coalición confundiendo los vehículos que supuestamente debían dejar pasar, escuadrillas de asalto, ó actos aislados de grupos del Estado Islámico en declive . Quizás, a día de hoy sólo el compañero Márquez tiene la respuesta. Sí, y seguro que escuchando su preciosa música de meditación, aunque ahora ya no sea un calmante para sus noches en vela. Todo sea un alivio para él. Fue un buen hombre, casado y dos hijos. La paz sea contigo amigo- pensó Marcus. Nada se supo hasta 10 después. Dos costillas rotas y traumatismo torácico con acceso a la pared ósea del torax , pleura y pulmones . Ese fue el diagnóstico. Fueron días de desorientación, de confusión, de pensar realmente en el sentido de la vida ; existencia, conciencia y felicidad. ¿Felicidad? ..Aquella enfermera me recordaba a Vicky -Se preguntaba una y otra vez interiormente Marcus. Tenía su misma sonrisa, su porte al andar, incluso su mal carácter cuando le rechazaba la comida del mediodía. La acababa de ver en sueños, no podía olvidar su cara mientras dormía después de haber hecho el amor. -Quiero mis pastillas- Gritó Marcus aturdido, enfadado quizás por venirse a él la triste realidad del momento. Siempre le sucedía después de la sexta hora de la tarde. La Hidromorfona no era administrada hasta tarde, al menos las 10 de la noche, como colofón al dia completo de curas y diferentes pruebas diagnósticas. Así fue la rutina , al menos durante tres días seguidos. Dia 4. Señor Marcus -dijo la enfermera con tono afable y melancólico. (ya empezaba a darle pena), Mr. Conrad ha llamado y le ha dejado un mensaje. ¿Quiere que se lo lea?. -Me da igual- Contestó Marcus con tono áspero y seco. Estos tres días tras el accidente le habían cambiado. Ni siquiera le había conmovido el hecho de que le mismo director de operaciones le hubiese llamado personalmente. Se maldecía de no haber renunciado el año anterior y haber sido más valiente en su decisión por quedarse en tierra patria, junto a ella. Pensaba que los síntomas de muerte y nacimiento se confunden, y en esta situación a la vez agónica y compleja, se hace patente el genuino problema de fondo: la impotencia de la humanidad para llegar a ser una verdadera humanidad.

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