MATERNIDAD. ÓLEO SOBRE LINO.
Jorge Naranjo, nació en Alburquerque (Badajoz), aunque muy pronto marchó a la ciudad de Badajoz donde comenzó su andadura por el mundo del arte. Comenzó a pintar con 17 años, y actualmente a la edad de 56 años ya ha cosechado varios premios en pintura, al tiempo que ha realizado varias exposiciones individuales y colectivas en diferentes lugares de España. Son varios los premios que en su dilatada vida artística ha logrado; destacamos el Premio de Pintura Feval de Extremadura en 1983 y la donación al museo de Bellas Artes de una de sus obras "Poema al sol", sin olvidar un numeroso y variado catálogo de pinturas de enorme calidad artística.
En la pintura de Jorge Naranjo, tanto la figura humana como los componentes del bodegón aparecen silenciosos, nítidos en su volumetría, firmes en su concepción plástica. La luz, que se amolda a las superficies con claridad, resalta las calidades de unos objetos y unos seres dispuestos en la posición idónea para ser representados. Por eso, casi toda su obra es un homenaje a la forma, al contorno que define la realidad, al color que lo revive y a la luz que lo realza. Tal característica convierte al pintor en un perfecto analista de aquello que observa.
Sin embargo sus obras, pese a estar dominadas por una misma causa estética y presentar un evidente sentido homogéneo, atesoran la diferencia del instante y del lugar. Es decir, Jorge Naranjo sabe extraer de cada nueva propuesta pictórica la novedad intrínseca que plantea, sin repetir nunca intereses ni composiciones. Cada forma adquiere así el protagonismo de generar una obra única, deudora de una reflexión pictórica particular y, por tanto, irrepetible.
En su representación de temas cotidianos, lejos de caer en la simpleza, Jorge Naranjo opta por la plasmación de entornos líricos, sombras misteriosas, luces melancólicas, esquinas abiertas a otros espacios, que otorgan a sus cuadros un sentido enigmático. Figuras y fondos se relacionan, pues a la perfección, amparando estos últimos a las primeras, acogiéndolas en unos espacios que, tras una mirada atenta, se revelan insólitos. Así pues observamos en su obra "Espacios para un recuerdo" la minuciosidad de la pincelada y el sentido melancólico y de sosegada paz interior que transmite.
Con gran cuidado, Jorge Naranjo escoge su paleta, en la que abandona los cromatismos exultantes y ahonda en la sobriedad cromática, lo que no debe ser entendido como austeridad de color, sino como una autolimitación en los excesivos contrastes cromáticos. Algo que proporciona a la obra del artista, junto al justo dibujo y la equilibrada composición, un clima de serena armonía, de reflejo impoluto de la realidad que esconde, sin embargo, innumerables misterios.
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