Cuando pienso en Salomé pienso en S. Juan el Bautista, y al pensar en S. Juan el Bautista pienso en Salomé : en mi opinión es una de las negras parejas de baile más íntimas de toda la historia del arte, y el arte parece ser que lo ha querido así. La flamante y erótica Salomé volvió loco a Herodes Antipas, siempre unida como dos almas gemelas en cuerpo y alma a su madre Herodías. Entre ambas consiguieron que la cabeza del Bautista se presentase en una bandeja ante una cohorte de huéspedes, como colofón a una fiesta de aniversario. La historia del arte lo ha representado en múltiples ocasiones, también la música de Strauss, y todo ello nos hace pensar en la extraña seducción que ha tenido la pintura por las decapitaciones. Pero la etiqueta de este artículo no es de Arte, sino de Actualidad, real y de una cercanía espacio-temporal como la vida misma , en la que se solapan dichos personajes a modo teatral. No se puede pedir mayor exactitud en cuanto a sus mañas y pretensiones, aspiraciones y malas artes, pero que a fin de cuentas sirven para lograr su objetivo . Eso sí, los personajes actuales distan mucho del ideal de belleza y lujo que las Sagradas Escrituras nos narran, asemejándose mucho más a la temática pictórica del pintor ruso Oscar Kokoschka.
P.D: Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.
...Asi es, querido historiador, la historia -en concreto, la religiosa-, está salpicada de decapitaciones, sangre por doquier, y los pintores tuvieron la necesidad de plasmar todo aquello, previo encargo de sus mentores. Para su curiosidad, le diré que conoci un coleccionista japonés, cuyo interés por la pintura se concretizaba en la compra de temas sanguinarios.....
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