La guerra de los cien años tuvo lugar entre los años 1337 y 1453 y sus principales protagonistas fueron los reinos de Francia e Inglaterra, pero también participaron en ella otros Estados aliados de uno u otro país. Durante un periodo tan largo de conflicto, en los que se turnaron periodos de paz y de guerra, se produjeron cambios tanto de mentalidad como de tipo institucional.
Las causa de la guerra estaba en los ducados de Normandía y Aquitania, pertenecientes al reino francés pero gobernados por el rey de Inglaterra. Cuando el rey Juan de Francia, de la familia de los Capetos que se habían fortalecido en el reino, obligo a los grandes señores a prestarle juramento, el Duque de Normandía y Aquitania se negó, ya que era al mismo tiempo Rey de Inglaterra y suponía ponerse bajo la autoridad francesa. A partir de entonces se iniciaron ya periodos de conflictos que llevo en más de una ocasión la confiscación de los ducados. Será en una de estas confiscaciones, en 1327 por Felipe VI cuando la guerra finalmente estalle.
A partir del siglo XIV se ve que las disputas ya no son de carácter feudal, sino entre dos Estados: Francia e Inglaterra. De esta forma la Guerra de los cien años es la primera guerra entre Estados, y no, como en los siglos anteriores, entre señores.
Durante la guerra se pueden apreciar cuatro periodos distintos, en los que la guerra y la diplomacia se turnaron. Por lo tanto no era constante la guerra, además de las grandes batallas como Crécy, Portieres, Nájera, etc, también se produjeron tratados de paz, acuerdos y treguas como por ejemplo las negociaciones en Aviñón, Guines, el tratado de Brétigny, Tratado de Troyes, etc.
Al inicio de la guerra era el ejército inglés quien tuvo la iniciativa, y quien se impuso en todas la batalla, incluso la muerte del rey francés sin sucesión directa, hizo que el rey ingles optara al trono francés. Pero finalmente Francia se recuperará y logrará finalmente echar básicamente del continente a los ingleses, perdiendo los ducados y tan solo lograran retener algunas zonas en el continente.
Para aquella época en la que transcurre la guerra de los Cien Años la guerra significaba un castigo de Dios ante la maldad de los hombres. Era por tanto un sufrimiento que tenían que aguantar los hombres. Cuando los ejércitos se enfrentaban, aquel que salía victorioso se le consideraba que contaba con el apoyo de Dios que había querido castigar al otro ejército. Tan solo algunas personas hablaron de poder evitar la guerra pero no tuvieron mucho éxito, ante unos Estados que se preparaban para la guerra.
En Francia la guerra se justificaba como castigo hacia los ingleses por no prestar juramento el rey de Inglaterra, señor de Aquitania y Normandía, al rey de Francia. Los ingleses por su parte la justificaban como el intento de hacer valer el derecho de su rey sobre los ducados.
La objetivos militares tanto de los Ingleses como de los franceses no era el de enfrentarse los ejércitos en campo abierto. Aunque hubo batallas de esta forma, normalmente estas no eran decisivas, ni se lograban el control del territorio. Más bien se evitaban esas batallas. En la guerra de los Cien Años lo que se producía normalmente eran largos asedios de las ciudades o de castillos con el fin de controlar el territorio, o intentar llevar la guerra a la población civil para dinamizar la fe en su monarca, como hicieron los ingleses. Había por lo tanto grandes periodos en los que la actividad militar era mínima. También los franceses intentaron llevar la guerra a la población civil inglesa, pero éstos lo tenían más difíciles, ya que el territorio sobre el que se estaba produciendo la guerra era el francés.
El ejercito medieval, usado tanto por ingleses como por franceses, era un ejercito formado por caballeros y soldados de a pie. Hasta el siglo XIII la caballería había tenido el mayor prestigio, pero a partir de entonces empezará a entrar en decadencia, aunque seguirá siendo un elemento importante del ejército. El hecho de que la caballería empezará a decaer era el del coste que significaba la compra de un caballo, su mantenimiento, y además el coste de las armas. Ello hacía que tan solo la alta nobleza pudiera mantenerlos, pero incluso para muchos nobles también suponía una gran carga, de la que poco recibían a cambio.
Si la caballería empezaba a estar en un momento de decadencia, otro tipo de guerreros surgieron durante la guerra. Se inicio la utilización de la caballería ligera, que se utilizaba en los conflictos fronterizos, y que tenía la ventaja de ser móvil y versátil.
Pero el arma que se empezó a usar de forma generalizada por los dos ejércitos fue el arco. En especial el arco largo que permitía apuntar con gran precisión, y que permitía comenzar el combate varios metros antes de que los soldados iniciaran el combate cuerpo a cuerpo. Fue necesario entonces hacer cambios en la combinación de soldados a caballo, soldados a pie que empezaban a tener una mayor importancia, y de los arqueros. También fue muy común el arquero montado que lo convertía en un objetivo difícil de derribar.
La procedencia de los soldados que servían en cada uno de los ejércitos era en su mayoría del tercer estamento. El número de nobles que participaba en el ejército era relativamente pequeño, pero si que tuvieron un papel importante, en especial la pequeña y mediana nobleza, que actuaban como subcontratistas en la tarea de reclutar soldados. Según su rango estos ocupaban puestos más altos o más bajos dentro del ejército. Pero había nobles, o personas de otra procedencia, que prestaban un servicio militar no activo, ya que aconsejaban a los monarcas sobre estrategia y daban consejos. Los soldados eran en muchos casos voluntarios, pero también había quienes estaban obligados a prestar un servicio militar en periodos de guerra.