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miércoles, 7 de marzo de 2012

EL ROMANTICISMO. LOS VALORES DEL MOVIMIENTO..




En este texto de Heine sobre Polonia se ensalzan los valores medulares del movimiento romántico: libertad, amor, exaltación de la patria. En el último párrafo se atribuye al pueblo la capacidad creadora de la literatura nacional, pero ¿por qué Polonia suscita con frecuencia poemas, melodías y páginas literarias románticas?

"El amor por la patria es el mayor de todos los sentimientos entre los polacos, hacia el que fluyen todas las demás pasiones, como el torrente en el océano; y, sin embargo, esa patria no se caracteriza por ningún encanto especial. Un francés, que no podía comprender ese amor, observaba un día una triste región pantanosa en Polonia. Y al sacar un puñado de tierra del suelo, movió la cabeza y dijo irónicamente: ¿Y esos tipos llaman a esto una patria?
Pero no solamente desde el suelo mismo, de los recuerdos históricos y de la desgracia ha surgido entre los polacos ese amor por la patria. Arde ahora con más llama que en tiempos de Kosciuszko; quizá con mayor aún. En su honra a todo cuanto es patriótico llegan los polacos casi a la ridiculez. Al igual que un moribundo que se resiste a la muerte, presa de un miedo cerval, así se encienden y sublevan los ánimos contra la idea de una posible destrucción de su nacionalidad.
Si la patria es la primera palabra de los polacos, la libertad es la segunda. !Hermosa palabra!. Junto al amor, ciertamente la más hermosa. Pero es también, junto con el amor, la palabra que a más confusiones se presta, habiéndole de servir de calificativo a las cosas más opuestas. Y aquí es éste el caso. La libertad de la mayoría de los polacos no es la divina, la que proclamara Washington; sólo una minoría, sólo los hombres como Kosciuszko, la entendieron y trataron de difundirla. Bien es verdad que muchos hablan entusiasmados de esa libertad, pero no dan el más mínimo paso por emancipar a sus campesinos. La palabra libertad, pese a que suena de manera tan bella y melodiosa a lo largo de toda la historia polaca, fue únicamente el lema electoral de la nobleza, que trataba de arrancarle al rey la mayor cantidad de derechos posible para amplir su propio poder y para provocar, de este modo, la anarquía. C´était tout comme chez nous, donde, igualmente, la libertad alemana no significó antes otra cosa que el hacer del emperador un mendigo para que la nobleza pudiese llenar más a sus anchas las alforjas y gobernar más a su capricho; y así tuvo que hundirse un Imperio, cuyo gobernante se encontraba encadenado a su trono y sólo empuñaba una espada de madera. De hecho, la historia polaca es la miniatura de la historia alemana; sólo que en en Polonia los grandes no llegaron a separarse tanto de la cabeza del reino ni pudieron independizarse tanto como entre nosotros.
Los polacos temen la pérdida completa de su nacionalidad; ahora se dan cuenta de lo mucho que una literatura nacional puede lograr para el mantenimiento de la misma y (por muy gracioso que pueda parecer, es cierto esto que me dijeron seriamente muchos polacos) en Varsovia se está trabajando ahora en el fomento de... una literatura polaca. Es evidentemente un gran error el creer que una literatura, que ha de ser la obra orgánica de todo un pueblo, pueda ser escrita en el invernadero de la capital por un equipo de eruditos; pero gracias a esa buena voluntad, se ha logrado el inicio, y algo maravilloso ha de brotar en una literatura cuando de ésta se hace una causa por la patria. Ese sentido patriótico ha de conducir, lógicamente, a cometer errores, sobre todo en la poesía y en la historia.


H.Heine "Sobre Polonia 1823. Los dioses en el exilio

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