Translate

lunes, 26 de abril de 2010

LA PLAZA DE ORIENTE























La plaza de Oriente ha sido uno de los sueños de los monarcas españoles desde el siglo XVIII. Todos ellos contemplaron construir un gran espacio abierto frente al enorme Palacio Real, pero fue José Bonaparte, en 1808, el primero que tomó decisiones prácticas para llevarla a cabo.

Para explicar la situación de este emplazamiento en el día del levantamiento hay que remontarse a 1736 cuando el arquitecto Juan Bautista Sachetti, maestro mayor de las obras reales, vio la posibilidad de abrir un espacio en esta zona monumental una vez se encargó de la construcción de las obras del Palacio después de la muerte de su maestro Filippo Juvara.

El arquitecto ideó, aunque no concluyó, entre otros muchos proyectos que rodearían al nuevo Palacio -como la construcción del viaducto sobre la calle Segovia, la catedral de la Almudena y el convento de las Salesas Reales-, la creación de una zona ajardinada en la parte oriental del edificio palaciego.

La reforma urbana no pudo llegar a término ni entonces ni en los años sucesivos. Sin embargo, José Bonaparte , hermano de Napoléon, trajo en 1808 las ideas francesas de renovación que incluían, en el ámbito urbaanístico, cambiar radicalmente la estructura de una ciudad imperial eentonces repleta de calles estrechas y sin espacios abiertos al público.

Comenzó, en consecuencia, a llevar a cabo demoliciones para ganar esos espacios. Y uno de los primeros lugares en los que incidió esta política fue en los alrededores del Palacio. Quería crear una gran avenida entre el Palacio Real y la Puerta del Sol, lo que obligaba a demoler bloques enteros de casas y varias iglesias, proceso que se llevaría cabo entre 1809 y 1810.


Los proyectos posteriores hicieron de la plaza un objeto de descontento continuo por parte de los urbanistas. Nadie la veía suficientemente bien para el sitio de la ciudad en que estaba localizada. Hubo reformas por parte de Fernando VII, cuando comenzó la construcción dell Teatro Real, se niveló el suelo y se rediseñó la plaza de forma simétrica sobre una planta semicircular construyendo tres edificios a cada lado del teatro.

Isabel II las continuó: acometió el rediseño de la plaza acorde a la fachada del Teatro Real que se inauguró bajo su reinado; se cambió la planta por un modelo rectangular, se redujo el número de manzanas de viviendas a dos y se construyeron los edificios concretados en el planeamiento; se derribó el teatro de los Caños del Peral y se instaló la estatua ecuestre de Felipe IV, creada por Pietro Tacca y colocada en 1843 junto a los 4 leones de bronce.

También se hicieron obras bajo el reinado de Alfonso XIII -durante la regencia se culminaron las obras de la plaza de la Armería en 1896- pues se crearon los jardines de Lepanto en 1911 y los de Cabo Noval en 1912 y se colocaron las 44 estatuas del siglo XVII de los reyes españoles..

Estatuas de reyes
Posteriormente, también hubo cambios durante la Segunda República , pues se crearon los Jardines de Sabatini, y en la posguerra del siglo XX cuando en 1941 se acometió el último rediseño de la plaza y se redujeron a 20 las estatuas de los monarcas. En cada una de las remodelaciones fueron rediseñados los jardines para adaptarlos a la nueva realidad del emplazamiento.

Los últimos retoques a la plaza fueron concretados por el Ayuntamiento de Madrid en una obra que culminó en 1996. El Gobierno del entonces alcalde, José María Álvarez del Manzano, remodeló por última vez la plaza. Se soterró la calle de Bailén, que separaba la plaza propiamente dicha de la fachada oriental del Palacio Real, con lo que ahora la plaza se extiende hasta este edificio.

domingo, 25 de abril de 2010

SANTIAGO CALATRAVA















Según consta en la biografía de su página web, desde los ocho años estudió en la Escuela de Bellas Artes donde empezó formalmente su preparación como dibujante y pintor. A los 13 años su familia le envió a París a través de un programa de intercambio estudiantil. De regreso a Valencia, terminó sus estudios escolares en el colegio de las Escuelas Pias, calle Carniceros, y se matriculó en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Valencia, donde se graduó como arquitecto y donde realizó un curso de post-graduado en urbanismo. A continuación, Calatrava, que se interesaba por las grandes obras de los maestros clásicos y que deseaba ampliar su formación, se trasladó en 1975 a Zúrich, donde estudió durante cuatro años ingeniería civil en el Instituto Federal de Tecnología, en el cual se graduó con un doctorado en 1979...

Finalizada la etapa de estudios, trabajó como profesor auxiliar en el Instituto Federal de Tecnología, donde comenzó a aceptar pequeños encargos y a participar también en concursos de nuevos proyectos. En 1983 le fue adjudicada su primera obra de cierta importancia, la Estación de Ferrocarril de Stadelhofen, situada junto al centro de Zúrich donde también había establecido su despacho. Al año siguiente, Calatrava diseñó el puente Bac de Roda en Barcelona que fue el primero que empezó a darle cierto reconocimiento internacional. A este seguirían el del Alamillo de Sevilla (1992) y el Puente de 9 d´Octubre en Valencia (1995).

En 1989 Calatrava abrió su segundo despacho en París, mientras estaba trabajando en el proyecto de la Estación de Ferrocarril del Aeropuerto de Lyon. Dos años después creó su tercer despacho, esta vez en Valencia, donde trabajaba en un proyecto de grandes dimensiones, la Ciudad de las Artes y de las Ciencias. Su prestigio internacional fue rápidamente en aumento.

Hoy se considera a Calatrava como uno de los arquitectos especializados en grandes estructuras. Contrariamente a lo que es habitual en muchos arquitectos, que ocultan las estructuras de sus edificios, Calatrava, como ingeniero que es, las convierte en elementos esenciales en las mismas.

Calatrava ha recibido numerosos premios y reconocimientos por su trabajo entre los que destaca el Premio Príncipe de Asturias de las Artes en 1999. Ha sido nombrado Doctor Honoris Causa en doce ocasiones.

La obra de Calatrava supone una auténtica revolución en la arquitectura, caracterizada por la reunión de la arquitectura y la ingeniería, que vienen circulando separadas desde el siglo XVIII.Santiago Calatrava supone un reencuentro con la tradición constructiva de la arquitectura, con influencias de Fernando Higueras, Jørn Utzon, Antonio Gaudí, y las arquitecturas gótica y romana. En un momento en que muchas arquitecturas hacen gala de una gran banalidad, y muchas obras de ingenieria hacen ostentación involuntaria de una gran ordinariez, Calatrava ha producido una gran influencia en la arquitectura contemporánea.

JOSÉ DE ESPRONCEDA

José de Espronceda Delgado nació el 25 de marzo de 1808 en un
lugar situado cerca de Almendralejo (Badajoz) llamado Pajares
de la Vega. Le fueron impuestos los nombres de José Ignacio Javier
Oriol Encarnación. Su padre, Juan José Camilo de Espronceda y
Pimentel, militar. Su madre, María del Carmen Delgado y Lara.
Espronceda tuvo tres hermanos más, pero murieron al poco tiempo
de nacer.
El mismo año de su nacimiento, España sufrió la invasión del
ejército francés al mando del emperador Napoleón, y se desencadenó
la llamada Guerra de la Independencia. Durante sus primeros años
de vida, Espronceda experimentó el peregrinaje con su familia,
al compás de las vicisitudes de la campaña bélica, empapando
sus ojos infantiles de las grandes miserias y las efímeras
glorias que trae una guerra.
Hacia 1820 la familia de Espronceda se traslada a Madrid.
Al año siguiente se le concedió una plaza en la Academia de
Artillería de Segovia, a petición de su padre, plaza que él
nunca llegó a ocupar pues estudiaba humanidades en el colegio
de San Mateo, bajo la dirección de don Alberto Lista, gran poeta
romántico, lo que muy probablemente influyó en él para decidir su
inclinación hacia el estudio de las letras y hacia la ideología
liberal. En 1823 es ejecutado en la horca el militar liberal
Rafael de Riego y Núñez, por el régimen de la monarquía absolutista
regida por Fernando VII, suceso que fue presenciado por el joven
Espronceda. A los quince años, Espronceda fundó con otros jóvenes
una sociedad masónico-patriótica llamada «Los Numantinos» y él fue
su presidente. Cuando el régimen absolutista descubrió la existencia
de esta célula secreta, que se reunían en el sótano de una céntrica
calle madrileña, encarceló a todos sus miembros. Espronceda fue
condenado a cinco años de reclusión en un convento-prisión de
Guadalajara, pero a las pocas semanas y por influencia de su padre,
que ejercía de coronel, fue absuelto. En aquel convento-prisión
fue donde empezó a escribir el poema épico "El Pelayo", de corte
clásico. En 1826 emprende viaje a Lisboa desde Gibraltar, -colonia
inglesa del sur de Andalucía-, que por aquellos años reunía a gran
cantidad de liberales españoles.
En la capital portuguesa, Espronceda conoció a una joven de 16
años llamada Teresa Mancha, hija de un militar español emigrado
a Lisboa por sus ideas liberales. A finales de 1827 Espronceda
sale para Inglaterra, país donde existía gran número de emigrados
españoles. Tambíen sale para dicho país el militar Mancha con
toda su familia. De allí partiría para Holanda y al poco tiempo
hacia París, donde posiblemente combatió en las barricadas de
la revolución de julio de 1830, uno de cuyos triunfos fue
destronar a la monarquía absolutista de los Borbones.
De aquello saldría el primer monarca liberal-burgués, Luis Felipe
de Orleans. De allí, el poeta intenta pasar a España con una columna
de liberales al mando del guerrillero "Chapalangarra". Fracasaron
totalmente en el intento y nuestro poeta vuelve a París. De allí,
en 1831 se trasladó a Londres, donde la familia Mancha llevaban una
vida de honrada miseria. Cuando Espronceda regresa a Londres,
la situación de estrechez había conducido a Teresa a casarse con
Gregorio del Bayo, rico comerciante vizcaíno-español establecido
en Londres, quien le daba todo a su esposa, menos amor, puesto
que le llevaba muchos años. Al reencontrarse con su amado,
renació en Teresa el recuerdo de su amor en Lisboa, anidando
en ambos la idea de la fuga. Teresa tenía que ir a París con
su marido y allí la esperó Espronceda. En la noche del 15 de
octubre de 1831 ella abandonó el hotel donde se hospedaba y se
fugó con su amante. En 1833, acogiéndose a la amnistía general
a favor de todos los liberales emigrados, los amantes José y Teresa,
pasan a España, a vivir en Madrid, dejando este breve periodo en el
ánimo del poeta, imborrables recuerdos. Pero quien fue capaz de
abandonar a su esposo y a un hijo que había tenido en su matrimonio,
lo fue también al ir olvidando aquel amor e irlo sustituyendo por
caprichos de casquivana. El genio altanero de Espronceda tampoco
contribuyó a la paz del hogar, y así vino a suceder que Teresa
se fugara a Valladolid cierto día con un tal don Alfonso,
abandonando a Espronceda y a Blanca, la hija de ambos. El poeta
logra reunirse con ella en dicha ciudad, durando la reconciliación
poco tiempo, pues Espronceda es nuevamente perseguido por sus ideas
liberales y tiene que refugiarse en casa de un amigo. Teresa, siguió
llevando una vida inquieta, hasta que en 1839 murió de tuberculosis,
siendo enterrada de limosna en Madrid.
Después, Espronceda ingresa en el cuerpo de Guardias de Corps, pero
debido a la publicación de una poesía liberal-patriótica, es expulsado
a Cuéllar, pueblo de Castilla la Vieja, donde escribe su única novela:
"Sancho Saldaña o el castellano de Cuéllar" Vuelve a Madrid y llega a
ser diputado y fundador de varios periódicos de tendencia liberal o
democrática. En 1840 publica dos libros de poesías: "Poesías" y
"Diablo Mundo". Al año siguiente, es destinado a la embajada
española en Holanda. Al poco tiempo regresa a España, para ocupar
el cargo de diputado por la provincia de Almería, y en el año 1842,
un miércoles 25 de mayo, muere Espronceda a la edad de 34 años, como
consecuencia de una difteria a la laringe.

CAROLINA CORONADO

Carolina Coronado nació en 1820 en Almendralejo, un pueblo de la provincia de Badajoz en Extremadura, en el seno de una familia acomodada y distinguida pero de ideas liberales que atrayeron la represión fernandina sobre sus miembros: Fermín Coronado, el abuelo de la escritora, murió ese mismo 1820 por maltratos, y el padre Nicolás, fue encarcelado y luego amnistiado en 1829.
Cuando Carolina tenía cuatro años, la familia se trasladó a Badajoz, sin embargo, a pesar de vivir en una ciudad (aunque muy de provincias en la época) y a pesar de las ideas “progresistas” de la familia, la joven Coronado no recibió nada más que la normal (es decir muy pobre) educación de una señorita de su época, aunque es sabido que tuvo una buena cultura musical. Desde niña se demostró precoz en la lectura y en la composición literaria, especialmente de versos, y como autodidacta aprendió francés, inglés, italiano y portugués. Sin embargo, a pesar de las capacidades, y en contra de sus aspiraciones personales, la familia siempre obstaculizó la vocación literaria de Carolina, que se reveló pronto: en 1839 publicó en el periódico madrileño «El Piloto» la oda A una pluma, poema que despertó cierto interés, incluso en el bien famoso paisano suyo José de Espronceda. Pocos años después salió su primer libro Poesías con prólogo de Hartzenbusch.
En 1850 la familia Coronado se trasladó a Madrid, aquí Carolina hizo vida de corte, destacando por su belleza y su talento literario, dotes que le procuraron el favor incluso de la reina Isabel II. Dos años después Carolina se casó con Horacio Justo Perry, primer secretario de la Embajada de los Estados Unidos. Tras su matrimonio, aunque no abandonó la actividad literaria, la Coronado dejó casi por completo la poesía por la prosa, publicando sus obras sólo tras largas temporadas de silencio; en esta segunda fase de su vida Carolina desarrolló una intensa actividad de anfitriona, antes en Madrid, más tarde en Lisboa: por su salón pasaron personalidades progresistas de la altura del Duque de Rivas, Quintana, Zorrilla, Castelar, Gallego, Nocedal y otros.
El año 1854 fue un momento muy doloroso para la vida de nuestra escritora, a los dos años murió su hijo Horacio, pero las angustias no habían terminado, y veinte años después, en 1873, murió también su hija Carolina, cuyo cadáver, por decisión de su madre, fue embalsamado y conservado en un armario en el convento de las Madres Pascualas de Recoletos. Tras esta pérdida, el matrimonio se trasladó a Lisboa, a Paço d’Arcos y luego al palacio de la Mitra; en 1891 murió su marido Horacio, al que Carolina también mandó embalsamar y conservar en la capilla de su residencia y a él se dirigía todas las noches con el nombre de “El silencioso”. Carolina murió el 15 de enero de 1911 y su cuerpo, junto con el del marido, fue trasladado a Badajoz por su hija Matilde, la única que le sobrevivió, y por su yerno, el Marqués de Torres-Cabrera.
Aunque nunca se haya olvidado por completo a Carolina Coronado, la crítica ha vuelto a dedicarle atención desde hace relativamente poco tiempo. Famosa en su época por su belleza y elegancia, su talento, sus ideas anticonformistas y algo excéntricas (aunque llevó la vida discreta de una dama de la alta sociedad), su fortuna deslució tras su fallecimiento. Carolina en efecto, sin olvidar sus largas pausas entre una obra y otra, especialmente después de casada, fue una autora activa y creativa. Escribió y publicó sus poemas, algunos de ellos tradicionales otros bastante “inovadores” con cierta temática “libertaria”, poemas que se editaron en un primer momento en revistas y más tarde en volumen (en tres ediciones diferentes incorporando siempre nuevos textos); se dedicó a la prosa novelística (tenemos noticia de una quincena de novelas), al artículo y al ensayo de costumbre, y hasta al texto dramático, sabemos efectivamente que compuso varias obras teatrales (Alfonso IV de León, Un alcalde de monterilla y El divino Figueroa) aunque sólo una de ellas se estrenó (El cuadro de la esperanza, 1846).
Si es verdad que la crítica actual ha puesto más el acento en la inspiración “feminista” de su obra que, si por un lado reivindica más autonomía para la mujer y sobre todo el derecho a una buena educación y al ejercicio de las letras, por el otro pone a la persona Carolina en contraste existencial entre el papel público de escritor y el privado de esposa y mujer, no cabe duda de que la escritora extremeña es – prescindiendo incluso de esta problemática – una interesante y digna representante de las letras españolas del siglo XIX.

La Rosa blanca (soneto)

¿Cuál de las hijas del verano ardiente,
cándida rosa iguala tu hermosura,
la suavísima tez y la frescura
que brotan de tu faz resplandeciente?

La sonrosada luz del alba naciente
no muestra al desplegarse más dulzura,
ni el ala de los cisnes la blancura
que el peregrino cerco de tu frente.

Así, gloria del huerto, en el pomposo
ramo descuellas desde verde asiento;
cuando llevando sobre el manso viento

a tu argentino cáliz oloroso
roba su aroma insecto licencioso,
y el puro esmalte empaña con su aliento.

viernes, 23 de abril de 2010

FRANCO MURIÓ ASESINADO

En el declarado “Año de la Memoria Histórica” (2006), el documental ha llevado una carrera meteórica propia de los elegidos para la gloria: Presentada en Barcelona en Enero, estrenada en Febrero, incluida en el apartado de cine histórico de la 51 Semana Internacional de Cine de Valladolid en octubre, y emitida por TVE 2 en noviembre coincidiendo con el 30 aniversario de la muerte del protagonista implícito del documental, el General Franco.

El documental dramatizado cuyo guión fue escrito por el propio Pedro Costa junto con Roberto Cabezas y Antonio Ojeda pretende, en palabras del director, ser "un homenaje a todos los que decidieron luchar para acabar con la dictadura, una fábula cinematográfica que muestra la lucha de héroes románticos que combatieron en lugar de aguantarse como el resto de ciudadanos". Leído así, vistos sus mecenas y dado el año en que y para el que se crea, la película no dejaría de ser uno de tantos “loables” intentos para dar luz sobre una parte de la historia hasta ahora poco conocida, si no fuera por el tratamiento que se da a uno de los proyectos de atentado contra Franco, en particular el protagonizado por la Junta Política Clandestina de Falange Auténtica en Abril de 1941, el cual como veremos tiene muy poco de “homenaje”.

Para ilustrar esa parte de la película, los responsables solicitaron la ayuda del prestigioso historiador falangista Miguel Argaya, el cual haciendo gala de su buena fe, y en sus propias palabras, “fue tan inocente” que aceptó – “Respecto al documental, debo decir que no puedo estar más decepcionado. Me entrevistaron durante diez minutos y luego ni siquiera sacaron frases completas” – y ya para rizar el rizo de la falta de respeto, se homenajea a quién tan desinteresadamente se ofreció como asesor escribiendo mal su apellido (Aldaya en lugar de Argaya), en los subtítulos y títulos de crédito.

Para que os hagáis una idea sobre la trama de la película aquí os dejo una pequeña secuencia:

N- […] (Franco) Había echado del poder a los falangistas, aquellos inútiles e ignorantes que solo sabían decir cosas como que “la distancia más corta entre dos puntos pasa por las estrellas”, y en su lugar puso a personas sensatas que habían entendido que la distancia más corta entre dos puntos es la línea recta. Y fueron esos jóvenes tecnócratas del Opus Dei […] los que le sacaron las castañas del fuego al Caudillo, mientras los falangistas “se iban a tomar viento por la gloriosa senda de los luceros”.

La lista de adjetivos que el film dedica a los falangistas es variopinto:

"Exaltados, fantasmas, señoritos, bravucones, charlatanes, ineficaces, patéticos, inútiles, ignorantes, y de los cuales el único que se salva es idealistas"


jueves, 22 de abril de 2010

EUGENIA DE MONTIJO

Eugenia María de Montijo de Guzmán, condesa de Teba, nació en Granada en el barrio de la Magdalena, en 1826. Hija de Cipriano Guzmán, grande de España y María Manuela Kirpatrik y nieta de la IV Condesa de Montijo Mª Francisca de Sales Portocarrero. En 1830 se encuentra ya en Madrid y es entonces cuando su familia hereda el título de Montijo por el que es conocida.
Se educa en París en el convento del Sagrado Corazón. Hizo su aparición en la alta sociedad parisiense en 1851 y el emperador francés Napoleón III, que no tardó en reparar en su persona, contrajo matrimonio con ella en 1853.
Después del nacimiento de su hijo, el principe heredero en 1856, Eugenia decidió tomar parte activa en la política del Imperio. Desde su ferviente catolicismo, apoyó al partido ultramontano, opuesto a la política italiana de su marido, y defendió los poderes y prerrogativas del Papa frente a los revolucionarios romanos. Cuando el emperador partió para la campaña de Italia, en 1859, desempeñó por primera vez la regencia del imperio, cargo que volvió a ocupar en repetidas ocasiones. En 1869 asistió a la inaguración del canal de Suez, la ambiciosa obra iniciada por Napoleón diez años atrás con la pretensión de crear un gran imperio.

La emperatriz secundó la desafortunada expedición destinada a situar a Maximiliano de Austria en el trono de México (1862-1867) y en 1869 empujó a Napoleón a la guerra contra Prusia, que concluyó al año siguiente con la derrota de Sedán, donde el emperador cayó prisionero y Francia perdió Alsacia y Lorena. Eugenia tuvo que abandonar precipitadamente París y buscó refugio en Gran Bretaña.

El emperador se reunió con ella al recuperar la libertad, después de ser destituido por la Asamblea. Tras la muerte de éste en 1873, se retiró de la política y en 1879 al morir su hijo el principe imperial se refugió en España, aunque residió habitualmente en Gran Bretaña.
Murió en Madrid en 1920.

Entre los numerosos retratos de la actriz destacan los debidos a Winterhalter como "La emperatriz y sus damas" o "La emperatriz con el príncipe imperial" (al margen), ambos en el museo de Compègne, Francia. El Retrato de la Emperatriz (arriba) también es obra del mismo autor y se encuentra en el museo del duque de Alba, Madrid.
Entre sus bustos retrato destaca el esculpido por Carpeaux

JOSÉ I , EL REY DE LA DÉBIL VOLUNTAD

Cuando, a principios del siglo XVIII Felipe de Anjou inauguró la dinastía borbónica en España, su abuelo, Luis XIV, le despidió en su partida con estas palabras: "Sed buen español, pero acordaos de que habéis nacido francés". Un siglo después, una vez consumada la trampa de Bayona, Napoleón impuso como rey de España a su hermano, José Bonaparte. El soberbio emperador le aconsejó: "Las revueltas son cosa de la chusma y el hampa madrileño. La nación estará contigo". Se equivocó.

El 6 de julio de 1808, en pleno estallido de la Guerra contra los franceses, José I fue nombrado rey de España. Dos días después, promulgó el Estatuto de Bayona, una carta otorgada en la que por primera vez se concilia la autoridad del soberano "con las libertades del pueblo". Napoleón, verdadero artífice del texto, quiso desmantelar la plutocracia del Antiguo Régimen para construir un estado satélite a su imagen y semejanza.

Mientras tanto, afrancesados y patriotas quedaron divididos ante el nombramiento del nuevo rey que, paradójicamente, se había convertido en el primer monarca constitucional del país. Por su parte, el entorno de Fernando VII, arropado por un pueblo que se sentía engañado, vapuleó al monarca desde el principio: "¡Es un guapo mozo! ¡Hará un hermoso ahorcado!", gritaban las masas a su paso por San Sebastián, la primera ciudad española que pisó. El problema del nuevo rey fue, sin duda, la hostilidad del pueblo. Napoleón había conseguido el beneplácito de su hermano en el extranjero, pero dentro de España José I sólo obtuvo desprecio. Ni fue capaz de neutralizar a las guerrillas ni supo imponerse en todo el territorio.

Un intruso en la corte

A medida que pasaban los meses, el crédito de José I se fue agotando. A pesar de su cortesía, su debilidad y sus esporádicos arrebatos de furia hicieron que el pueblo lo difamase con diversos motes. El más conocido es Pepe Botella, en referencia a su alcoholismo -los historiadores aseguran que era abstemio-, aunque también fue llamado El rey plazuelas, debido a las múltiples inauguraciones de plazas en Madrid, Pepino, El rey tuerto -porque usaba monóculo- o El rey de copas. Además, fueron sonados sus romances con mujeres como Teresa Montalvo, la soprano italiana Fineschi o la mujer del embajador de Dinamarca. Tan vasta lista creó una leyenda a su alrededor y, años después aún se le conocía como "un perseguidor de chicas como lo fue en Madrid".

José I, figura frecuentemente denostada, vio cómo los políticos españoles juraban y firmaban sus actas sin convicción. Entre ellos, Fernando VII y sus secuaces, exiliados en Valençay (Francia) sin otro fin que salvar el pellejo. El rey francés se había ofrecido a pacificar España y conducirla hacia el progreso. Enturbiado por el dolor de la guerra, se le consideró siempre un intruso.

Aunque no pudo escapar de la burla, sus gobiernos trataron de crear un régimen representativo, de sanear la Hacienda y hasta de impulsar instituciones como el Instituto Nacional de las Artes y las Ciencias. Es decir, todo lo que Godoy había dejado en papel mojado.

La derrota gala en la batalla de Arapiles (1812) selló su destino. Abandonó la capital de España el 23 de marzo de 1813. Tras la batalla de Victoria, huyó sin su célebre equipaje: un buen número de joyas y obras de arte. Se exilió primero en Francia y, después, en EEUU, frustrado porque el pueblo había preferido al execrable Fernando VII. El regenerador de España había fracasado.

Un monarca ninguneado por propios y extraños

Durante años, su reinado fue tachado de insignificante, un espejismo malogrado por la lucha del pueblo español y por las continuas divergencias que tuvo con Napoleón. Pero su vida fascinó a media Europa. José Bonaparte participó en la Revolución Francesa, se convirtió en diputado, senador, ministro y embajador, primero de la República y, después, del imperio creado por su hermano. Finalmente, fue coronado rey de Nápoles, donde se le consideró un gran monarca y, en 1808, de España. Aquí, José I fue víctima de la burla popular. El cancionero del momento lo recuerda así: "Pierde cuidado Pepe, que aunque no quieras, has de ser rey de España por tus botellas, pues ellas solas te harán de tus estados gran rey de copas... // Anoche, anoche se emborrachó y le decía su hermano: borracho, tunante, perdido, ladrón...// Ya se va por las ventas el rey pepino, con un par de botellas para el camino". Expulsado de un país que nunca le quiso, y tras la caída definitiva de su hermano en Europa, partió al exilio en EEUU, donde acabó sus días ninguneado, postulándose como un "ferviente admirador" de la democracia.

EDUARDO NARANJO






















ESTUDIOS
Eduardo Naranjo nace en 1944 en Monesterio (Badajoz).
Conoce en 1957 a su maestro Eduardo Acosta e ingresa en la Escuela de Artes y Oficios, donde estudia hasta 1960. Ese mismo año ingresa en la Escuela de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría.
En 1961 se traslada a estudiar a la Escuela de Bellas Artes de San Fernando en Madrid, y es allí donde termina con sus estudios de pintura. Pero su inquietud le obliga a estudiar pintura mural y grabado calcográfico, y a asistir a clases en el Círculo de Bellas Artes. Inicia en este momento su etapa expresionista. Figura en la Exposición Nacional repetidas veces, consiguiendo grandes éxitos.

Es becado para la formación de Profesorado por el Ministerio de Educación y Ciencia, al igual que por Castellblanch, teniendo que marchar a París durante un tiempo. Allí conoce a los impresionistas y el arte de vanguardia, pero esto no le influye tanto como lo hizo el cubismo y el neoclasicismo de Picasso.

En 1971 comienza su etapa realista que perdura hasta nuestros días.

En 1986 inicia los grabados del libro "Poeta en Nueva York" de Federico García Lorca, que terminará en 1991. Estos serán expuestos por primera vez en la Feria del Libro de Madrid en 1987.

Es distinguido en 1991 como "Extremeño de Hoy" y con la Medalla de Oro de Extremadura, y en 1995 es condecorado con la Cruz al Mérito Militar por su contribución a las Artes y al Ejército.

Su obra es inquietante, compleja. Su dibujo es perfecto, trascendente e ilusorio al que contribuyen una luz especial y un colorido austero. Se trata de un realismo metafórico, fantástico e imaginativo.

1956/60 Estudia en las Escuelas de Arte y Oficios de Sevilla. Desde 1960 reside en Madrid, donde realizó los estudios de Bellas Artes.

1970 Inicia su andadura realista.
1981 Participa en la ilustración del libro "Constitución Española", al lado de artistas como MIró, Genovés, JoséCaballero, etc., y reanuda su faceta de grabador. Sus grabados figuran en colecciones de todo el mundo.

1984 Realiza la escenografía de "La Casa de Bernarda Alba" para el Teatro Español de Madrid, y recientemente es el creador del decorado, ambientación, vestuario y cartel de "Hazme de la noche un cuento", en el Bellas Artes, obra de Jorge Manrique.

Sobre él existe un extensa bibliografía: libros, ensayos, artículos, etc. NODO le dedicó dos reportajes y TVE muchos espacios.

PREMIOS
1957/58 Primer premio de dibujo de estatua. Primer Premio de la exposición de temas navideños. Primer Premio de pintura y Segundo de Dibujo del Certamen Juvenil de Arte de Sevilla, Primer Premio de Badajoz. Premio Murillo en la Exposición de Primavera de Sevilla.
1959 Becario de la Diputación de Badajoz. 1960 Becario del Ministerio de Educación y Ciencia. Durante sus estudios obtiene varios premios entre ellos el de retrato y dibujo de la Real Academia de San Fernando.
1969 Becario de La dotación de Arte Castellblanch, París.
1974 Premio Internacional de Dibujo "Luis Morales".
1975 Gran Premio de Pintura del Círculo de Bellas Artes.
1979 Es elegido "Artista plástico del año" por un jurado compuesto por críticos y personalidades del mundo de la cultura y por iniciativa de la revista "Blanco y Negro".
1991 Medalla de Extremadura, como reconocimiento a su meritoria labor

miércoles, 21 de abril de 2010

ADELARDO COVARSÍ













Adelardo Covarsí Meyustas (Badajoz, 12 de marzo de 1897 – Benidorm, 26 de agosto de 1959) Pintor costumbrista de destacada técnica y con preferencia por temas venatorios y de paisajes extremeños.

En su obra destaca su interés por los paisajes y atardeceres otoñales, con un colorido rosáceo que impregnó en las nubes y cielos propios de las dehesas extremeñas. Los campos meseteños recogidos por Covarsí vienen a menudo jalonados por un castillo y escarpados roquedales. Hasta Covarsí, ningún paisajista había retratado el campo extremeño y éste nos lo muestra con el pretexto de cacerías.

La cantidad y el éxito de sus pinturas de temas venatorios, el ambiente familiar y su afición personal llevan a catalogar a Covarsí como un pintor de monterías extremeñas. En sus cuadros de caza, refleja escenas de final de la jornada; no muestra los lances o los apresamientos.

Cultivó con notable éxito el retrato. Tiene también una serie de cuadros de pescadores, marineros y anónimos personajes populares.

Los temas costumbristas que trató son de celebraciones y romerías, con gusto en los trajes regionales.

Comenzando en 1903, estudió en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando de Madrid. En 1907 ocupó la plaza de profesor de Dibujo en la Escuela de Artes y Oficios de Badajoz. Viajando por España, Italia, Francia, Portugal, Gran Bretaña y los Países Bajos para completar su formación.

Desarrolló una labor cultural importante desde su puesto como Director de la Escuela de Artes y Oficios de Badajoz y como primer Director del Museo Provincial de Bellas Artes de Badajoz, establecido en 1922. Obtuvo la Medalla de Honor de la Exposición Nacional de Bellas Artes en 1948


RAFAEL MENACHO Y TUTLLÓ, DEFENSOR DE BADAJOZ

Rafael Menacho y Tutlló (Cádiz, 22 de mayo de 1766 - Badajoz, 4 de marzo de 1811), heroico militar español que tomó parte en la Guerra de Independencia Española.

Coronel del ejército, estaba de guarnición en Ceuta cuando fue dos veces sitiada y bombardeada por el sultán de Marruecos. Toma parte en la campaña del Rosellón, donde fue herido, e intervino en el sitio de Gibraltar y en la Guerra de las Naranjas.

En la Guerra de la Independencia lucha a las órdenes de Castaños, con el que asciende a coronel en Bailén, y pasa después al ejército de Extremadura. La Junta de esta región lo nombra gobernador militar de la plaza de Badajoz. Simultáneamente fue ascendido a mariscal de campo. Atacada la ciudad por Soult, el ejército que defiende la ciudad fue acosado y la fortaleza intimada insistentemente a la rendición. El general Menacho estaba decidido a no entregar la ciudad, aún si el recinto exterior era asaltado por la tropas sitiadoras; para ello mandó levantar barricadas y artillar algunas casas, abriendo aspilleras desde donde disparar. Animó a las tropas a resistir y se negó a recibir a los parlamentarios que envió Soult. Estando en la muralla, inspeccionando la defensa, recibió una descarga de artillería, cuya la metralla le hirió gravemente, lo que a la postre causaría su muerte el 4 de marzo de 1811.

A sus restos le fueron rendidos honores militares y sepultados en la catedral pacense, conservándose en el Museo del Ejército su calzón con un amplio boquete producido por el proyectil que le causó la muerte, y su bicornio.


SABIDURÍA Y CIENCIA EN LA MURCIA ANDALUSÍ

Referencia

Riquelme Ibañez , Juan Andrés (2010). Sabiduría y Ciencia en la Murcia Andalusí. Revista Autodidacta , v. 1, n. 2., pp. 79-85. http://www.anpebadajoz.es/autodidacta/ (Consultado a 1 de Abril de 2010).

Título

Sabiduría y Ciencia en la Murcia Andalusí

Autores

Juan Andrés Riquelme Ibañez.

Revista

Revista Autodidacta , v. 1, n. 2.

ISSN

1989-9041

Fecha de publicación

1 de Abril de 2010

Dirección

http://www.anpebadajoz.es/autodidacta/

Idioma

Castellano

Sobre los autores

Juan Andrés Riquelme Ibañez, Licenciado en Geografía e Historia (jriquelmeib@hotmail.com)



lunes, 19 de abril de 2010

FELIPE II

"No hay hombre bueno que no pueda ser mejor, ni hombre malo que no pueda ser peor."


Rey de España y Portugal (Valladolid, 1527 - El Escorial, 1598). Era hijo de Carlos I y de Isabel de Portugal. Durante el reinado de su padre había asumido en varias ocasiones las funciones de gobierno -bajo la tutela de un Consejo de Regencia-, por ausencia del emperador, absorbido por los conflictos de los Países Bajos (1539) y Alemania (1543). En 1554 Carlos I abdicó en él Nápoles y Milán, al tiempo que la boda con María Tudor le convertía en rey consorte de Inglaterra; las abdicaciones del emperador se completaron con la entrega a Felipe de los Países Bajos, Sicilia (1555), Castilla y Aragón (1556). Austria y el Imperio fueron entregados al tío de Felipe, Fernando, quedando separadas las ramas alemana y española de la Casa de Habsburgo.

Felipe II modernizó y reforzó la administración de la Monarquía Hispana, apartándola de las tradiciones medievales y de las aspiraciones de dominio universal que había representado la Monarquía Católica de su padre. Los órganos de justicia y de gobierno sufrieron notables reformas, al tiempo que la corte se hacía sedentaria (capitalidad de Madrid, 1560). Desarrolló una burocracia centralizada, sobre la cual ejercía una supervisión directa y personal de los asuntos.

Pero las cuestiones financieras le sobrepasaron, dado el peso de los gastos militares sobre la maltrecha Hacienda Real; en consecuencia, Felipe hubo de declarar a la Monarquía en bancarrota en tres ocasiones (1560, 1575 y 1596). Alrededor del rey se disputaban el poder dos «partidos»: el del duque de Alba y el que encabezaron primero el príncipe de Éboli y más tarde Antonio Pérez; las luchas entre ambas redes se exacerbaron a raíz del asesinato del secretario Escobedo (1578), culminando con la detención de Pérez y el confinamiento de Alba. Desde entonces hasta el final del reinado, dominó el poder el cardenal Granvela, coincidiendo con la época en que, gravemente enfermo el rey, se alejó de los asuntos de gobierno y delegó en Juntas de nueva creación.

En política exterior, el reinado de Felipe II se inició con la liberación de la Corona de las responsabilidades imperiales (1556), el abandono del proyecto de unión con Inglaterra por la muerte de María Tudor (1558) y las victorias militares de San Quintín (1557) y Gravelinas (1558), que pacificaron temporalmente el recurrente conflicto con Francia (Paz de Cateâu Cambrésis, 1559).

En consecuencia, Felipe II pudo orientar su política hacia el Mediterráneo, encabezando la empresa de frenar el poderío islámico representado por el Imperio Turco; esta empresa tenía tintes de cruzada religiosa, pero también una lectura de política interior, pues Felipe hubo de reprimir una rebelión de los moriscos de Granada (1568-71), musulmanes de sus propios reinos que habían apelado al auxilio turco. Para conjurar el peligro formó Felipe la Liga Santa, en la que se unieron a España Génova, Venecia y el Papado. La resonante victoria que obtuvieron sobre los turcos en la batalla naval de Lepanto (1571) quedó reafirmada en los años posteriores con las expediciones al norte de África.

A finales de la década de 1570, distraída la atención de los turcos por la presión persa en el este, disminuyó la tensión en el Mediterráneo. Ello permitió a Felipe reorientar su política hacia el Atlántico, para atender a la grave situación creada por la sublevación de los Países Bajos contra el dominio español, alentada por los protestantes desde 1568; a pesar del esfuerzo militar que dirigieron, sucesivamente, el duque de Alba, Requeséns, don Juan de Austria y Alejandro Farnesio, las provincias del norte de los Países Bajos se declararon independientes en 1581 y ya nunca serían recuperadas por España.

La orientación atlántica de la Monarquía se acrecentó en 1581, al incorporar el reino de Portugal, aprovechando una crisis sucesoria en la que Felipe II hizo valer sus derechos al Trono mediante la invasión del país, que le convirtió en Felipe I de Portugal. En aquel momento alcanzó la Monarquía su mayor expansión territorial, añadiendo a sus dominios europeos las colonias españolas y portuguesas en América, África, Asia y Oceanía, hasta constituir un imperio en el que «no se ponía el sol».

Aprovechando las guerras de religión, Felipe se permitió también intervenir en 1584-90 en la disputa sucesoria francesa, apoyando al bando católico frente a los protestantes de Enrique de Navarra (el futuro Enrique IV), circunstancia que aprovechó para intentar sin éxito poner en el Trono francés a su hija Isabel Clara Eugenia (nacida del tercer matrimonio de Felipe, con la hija de Enrique II de Francia, Isabel de Valois).

La mayor presencia española en el Atlántico acrecentó la tensión con Inglaterra, manifestada en el apoyo inglés a los rebeldes protestantes de los Países Bajos, el apoyo español a los católicos ingleses y las agresiones de los corsarios ingleses contra el imperio colonial español (protagonizadas por Drake); todo ello condujo a Felipe a planear la invasión de la isla por la Armada Invencible, empresa que fracasó estrepitosamente en 1588, iniciando el declive del poderío español en Europa. Coincidió éste con la vejez y enfermedad de Felipe II, cada vez más retirado en el palacio-monasterio de El Escorial, que había hecho construir en 1563-84.

Al morir le sucedió Felipe III, hijo de su cuarto matrimonio (con Ana de Austria); el primer heredero varón que tuvo (el incapaz príncipe Carlos, hijo de su primer matrimonio con María Manuela de Portugal) había muerto muy joven encerrado en el Alcázar de Madrid y, según la «leyenda negra» que alentaban los enemigos de Felipe II, por instigación de su padre.


domingo, 18 de abril de 2010

CARLOS I DE ESPAÑA

"Hablo latín con Dios, italiano con los músicos, español con las damas, francés en la corte, alemán con los lacayos e inglés con mis caballos."

Hijo de Felipe de Habsburgo (el Hermoso) y de Juana de Castilla (la Loca), Carlos fue rey de España desde el año 1516 hasta el año 1556 y emperador del Sacro Imperio Romano Germánico desde el año 1519 hasta el año 1558.

La política matrimonial de sus abuelos, los reyes católicos, la muerte de su padre y la incapacidad de su madre le concedieron la herencia de cuatro dinastías.

Su abuelo Maximiliano de Austria le dejó los territorios centroeuropeos de Austria y los derechos al Imperio, de su abuela María de Borgoña heredó los Países Bajos, de Fernando el Católico consiguió los reinos de la Corona de Aragón, además de Sicilia y Nápoles, y de su abuela Isabel I la Corona de Castilla, Canarias y todo el Nuevo Mundo descubierto y por descubrir.

La infancia de Carlos I trascurrió en la corte flamenca y fue educado por Adriano de Utrecht.

En 1515 se hizo cargo del gobierno de los Países Bajos, que durante algún tiempo pasó a Guillermo de Croÿ, señor de Chièvres. Cuando en 1516 su abuelo Fernando falleció, se convirtió en rey de España, y en 1519 se convirtió en emperador de Alemania pasando a denominarse Carlos I de España y V de Alemania.

Su llegada a España, produjo un gran malestar debido a su juventud, educación flamenca y consejeros extranjeros.

En 1519 se unieron una serie de reivindicaciones políticas, dando lugar al levantamiento de las Comunidades (1520-1521). Las principales ciudades castellanas, dominadas por oligarquías nobiliarias y burguesas, se unieron en una revuelta que adquiriría matices tanto sociales como políticos. El memorial de agravios (Constitución de Ávila), dirigido al rey, recogía las aspiraciones de los comuneros. Éstos cayeron derrotados en la batalla de Villalar (1521) que significó la sumisión de Castilla. Desde entonces, las Cortes cederían la mayor parte de sus antiguas prerrogativas políticas, limitando sus funciones a materia tributaria: los pecheros castellanos tendrían que soportar el peso del Imperio.

Prácticamente al mismo tiempo, tuvieron lugar en Valencia los alzamientos de las Germanías o hermandades cristianas que reflejaban la protesta contra el poder de la nobleza y sus vasallos moriscos, aunque indirectamente eran también un movimiento de resistencia a la Corona. Su destrucción (1521-1524) constituyó otra victoria su poder.

En el tema de las guerras, el conflicto con Francia se endurecerá al sentirse los franceses cercados por los inmensos dominios imperiales, además de tener en cuenta las reivindicaciones territoriales de Francisco I sobre Navarra y el Rosellón y de Carlos sobre Borgoña y Milán, así como la incompatibilidad de una conciencia nacional francesa con cualquier liderazgo europeo supranacional y las rivalidades personales de ambos monarcas.

En 1521 ocurrió el primer choque, en el que España se hacía con el poder de Navarra que quedó definitivamente para España. Francisco I ocupó personalmente el Milanesado, al ser derrotado y hecho prisionero en Pavía, prometió entregar Borgoña y retirarse de Milán. Al no llevar a cabo sus propuestas, se reanudaron las luchas hasta la Paz de Crépy (1544), que confirmó prácticamente las cláusulas de Cambrai (1529), en las que Francisco I reconocía la soberanía de Carlos V sobre Artois y Flandes y retiraba sus pretensiones sobre Milán y Nápoles, mientras que Carlos I abandonaba Borgoña.

La lucha con los turcos no se hizo de esperar. En centroeuropa se dedicaban a contener los ataques turcos, sin pasar a la contraofensiva. Por este motivo, Carlos tuvo que luchar por el Mediterráneo occidental y penetrar en el oriental, consiguiendo finalizar a la conquista de Túnez (1535), aunque su fracaso en Argel (1541) afianzó las posiciones berberiscas.

Su fracaso definitivo llegó tras la aparición del protestantismo en Alemania que, además de conectar con las inquietudes espirituales, aglutinó intereses económicos y políticos opuestos a los programas imperiales, reformistas y centralizadores, y dividió el Imperio en dos católicos y reformados.

Carlos I decidió actuar con la fuerza contra los protestantes, que habían formado la Liga de Esmalcalda. Obtuvo la victoria en la batalla de Mühlberg (1547), aunque no logró ni la unidad política ni la religiosa.
Por este motivo comenzó a abdicar. Conservó hasta el 12 de septiembre de 1556 su título imperial, pero cedió a su hijo Felipe- el futuro Felipe II- los Países Bajos (1555) y España (1556) y se retiró al monasterio de Yuste.

sábado, 17 de abril de 2010

LA CARICATURA EN EL ANTIGUO EGIPTO


La caricatura es un retrato que exagera los rasgos más distintivos de las personas, para crear parecido fácilmente identificable y, generalmente, humorístico. Uno de los objetivos de la caricatura es hacer un retrato con rasgos de comicidad de una persona, a través de la representación en dimensiones fuera de lo normal las partes del cuerpo (cabeza, cejas, etc..), sin que se llegue a impedir que no se reconozca en la caricatura a la persona que se está dibujando.

La caricatura puede ser también el medio de ridiculizar situaciones e instituciones políticas, sociales o religiosas, y los actos de grupos o clases sociales. En este caso, suele tener una intención satírica más que humorística, con el fin de alentar el cambio político o social.

Los primeros ejemplos que hallamos son del Arte egípcio. Muestra de ello es este retrato donde aparece una rata sentada en un trono que recibe como ofrenda una flor de loto por parte de un gato; aparte se han hallado retratos donde aparecen representados varios animales tocando instrumentos dentro de un lujoso ambiente. En el período Amarniense, se produce un florecimiento de la caricatura del antiguo Egipto, tras la reforma de Amenofis IV, momento en el que afloran las abundantes críticas a su política de cambios. En ese sentido son famosos los "graffiti" encontrados en las antiguas murallas de Tebas.

jueves, 15 de abril de 2010

martes, 13 de abril de 2010

MODERNISMO CATALÁN




La ReinaxenÇa, la prosperidad económica y la Exposición Universal de 1888 fueron los factores por los que se desarrolló el modernismo catalán. En una primera fase protomodernista se superó lo neogótico y lo neomudéjar, pasando a la modernista propiamente dicha a partir de 1888. Doménech y Montaner fueron los precursores de este nuevo movimiento artístico. Apuestan por la estructura metálica al tiempo que asume los valores del pasado. Entre sus obras más distinguidas destacan la Editorial Montaner y Simón y el Palau de la Música. Otro de los artistas pertenecientes al movimiento modernista catalán fue Josep Puig y Cadafalch quien restauró muchos edificios medievales catalanes, mostrando una gran influencia sus obras del gótico. La Casa Amatller por ejemplo es una de las obras más significativas y paradigmáticas del arquitecto catalán. Pero sin duda alguna, la figura simbólica de este movimiento fue Gaudí. Es el primer arquitecto español que emplea el hormigón armado. Concebía la arquitectura como escultura, trabajando todos los detalles. Sus primeras obras se enmarcan en la tradición neogótica como el Palacio Episcopal en Astorga. Contó con ricos mecenas representantes de la burguesía catalana como Eusebio Güell que hizo posible la construcción del parque que lleva su nombre , y que en realidad debía ser parte de una colonia de viviendas que no se construyó, esta obra marca la fase madura de Gaudí caracterizada por el organicismo, el predominio de las formas curvilíneas y orgánicas; la Casa Batlló mezcla el organicismo con la fantasía, fachada de formas óseas; la Casa Milá o La Pedrera (cortada en chaflán) supone la incorporación de la naturaleza (montaña) a la arquitectura, fachada de concavidades y convexidades, cuenta con dos patios interiores, chimeneas simbólicas. Sin embargo, el gran proyecto de Gaudí quedó inconcluso, es el Templo de la Sagrada Familia, que fue un laboratorio experimental, un bosque naturalista, donde supera lo románico y gótico en que había sido comenzado el templo.

lunes, 12 de abril de 2010

MARIANA DE PINEDA

Estatua de Mariana de Pineda en Granada

La figura de Mariana de Pineda, con su muerte serenamente heroica, quedó en la memoria popular como símbolo revolucionario. Su vida fue efímera, como una primavera granadina. Había nacido el 1 de septiembre de 1804, en el barrio de la parroquial de Santa Ana. Hija natural de don Mariano de Pineda, aristócrata, capitán de navío, de la Real Armada y Caballero de la Orden de Calatrava, y de María Dolores Bueno, de Lucena (Córdoba), de familia humilde, al servicio de la casa de los Pineda, según confesión de don Mariano en 1804: "Hace más tiempo de dos años saqué de mi casa y llevé en mi compañía ...". La separación de su madre y la muerte prematura del padre llenó de dificultades los primeros años de la pequeña Mariana, que al final fue dada en tutoría a un matrimonio sin hijos al servicio de los Pineda. A partir de entonces la heredera de don Mariano tuvo una infancia llena de ternura de aquellas personas a las que reconoció como padres. La niña recibió educación en el Colegio de Niñas Nobles de Granada. A los 15 años contraía matrimonio con Manuel Peralta y Valte, militar de ideas liberales. En 1822, en pleno trienio constitucional, Mariana quedaba viuda con dos hijos de corta edad.

El 1 de octubre de 1823 era abolida la Constitución. Fernando VII, dispuso: "Son reos de lesa majestad y quedan condenados al patíbulo los que se declaren contra los derechos del rey o a favor de la Constitución". Se suprimían las libertades, la Iglesia recuperaba sus privilegios y se restauraba el régimen señorial y represivo del primer periodo absolutista. Granada vuelve a vivir días aciagos. Se recrudece la lucha de los partidos liberal y absolutista. Las cárceles se hacinan de hombres perseguidos por sospecha o denuncia. Y tras juicios sumarísimos son conducidos al patíbulo. En estas circunstancias se inicia la militancia de Mariana de Pineda que se va a desarrollar durante la llamada "década ominosa" (1823-1833). Mariana se incorpora a las tertulias donde se conspira, la principal en la casa de los Montijo, en su mismo barrio de Gracia; se convierte en enlace y recibe la correspondencia de los exiliados en Gibraltar, que llega con nombres falsos; gestiona falsificados pasaportes para gentes perseguidas; asiste a los presos en la cárcel, entre los que se encuentra un tío y un primo, Fernando Álvarez de Sotomayor, condenado a muerte, al que ayuda a evadirse de la prisión vestido de fraile capuchino, disfraz que ella le proporciona. Desde un primer momento la policía no duda de la implicación de Mariana, pero a pesar de la vigilancia a que es sometida no logran inculparla. Corría el año 1828 y en Granada y su provincia se pregonaba el precio de la cabeza del capitán. Empezaba a alborear la condena de Mariana, pues además de la sospecha por la huida de su primo, estaba procesada por unos documentos comprometedores, que descubrió la policía al efectuar un registro en su casa de la calle Águila. Vino a agravar la situación la denuncia de Romero Tejada, preso en Málaga, al relacionarla con los "anarquistas" de Gibraltar, término que servía para calificar a todo sospechoso de actividad política, como ocurría en el siglo XX con el de masón y comunista. Siguieron años de agitación, peligro, represión y estrecha vigilancia para la comprometida mujer, acosada amorosamente por el todopoderoso Ramón Pedrosa, enviado a Granada por el ministro de Justicia, para sofocar el turbulento ambiente político de la ciudad.

A principios de 1831, los acontecimientos políticos habían extremado su virulencia y la esperanza de los liberales, tras fracasadas y sucesivas sublevaciones contra la tiranía absolutista, comenzaron a desfallecer. Los frustrados intentos de alzamiento de los correligionarios de Mariana de Pineda la obligaron a interrumpir la confección de una bandera, que por orden suya bordaban dos hermanas del Albaicín, con los lemas Libertad, Igualdad y Ley.

A mediados de marzo, por una delación, Pedrosa conoce la existencia de una bandera para un proyectado alzamiento de los liberales granadinos. Pedrosa obliga a las bordadoras a llevar la bandera a medio terminar a la casa de Mariana. Inmediatamente, se presenta la policía a efectuar un registro. Ante el desconcierto de Mariana, la bandera escondida, precipitadamente, en el hueco de una hornilla es descubierta por los agentes de Pedrosa.

El decreto de 1º de octubre de 1830 sirvió de base para la aplicación de la pena capital impuesta a Mariana de Pineda. La condena fue enviada a la Corte para su revisión. Fernando VII estimó la propuesta "justa y arreglada a la ley" y firmó la sentencia de muerte. Su cumplimiento se llevaría a cabo en la forma ordinaria de garrote vil. Al conocer la sentencia Mariana dijo: "El recuerdo de mi suplicio hará más por nuestra causa que todas las banderas del mundo". Ramón Pedrosa estaba autorizado por José Calomarde, ministro de Justicia, a indultar a la reo, a cambio de la delación de los nombres de sus correligionarios. Mariana tuvo para la propuesta enérgicas palabras de repulsa: "Nunca una palabra indiscreta escapará de mis labios para comprometer a nadie. Me sobra firmeza de ánimo para arrostrar el trance fatal. Prefiero sin vacilar una muerte gloriosa a cubrirme de oprobio delatando a persona viviente".

El compromiso y militancia de Mariana de Pineda no fue una excepción en la escena política de su época. En la Gaceta de Madrid, periódico oficial y único superviviente de la prohibición de la prensa decretada bajo Fernando VII, en el comunicado hecho público de la ejecución de Mariana de Pineda, trece días después del luctuoso suceso, se leía: "El 26 de mayo último sufrió en Granada la pena de muerte doña Mariana de Pineda, vecina de aquella ciudad. Sorprendida su casa el 13 de marzo próximo anterior, se encontraron en ella una bandera revolucionaria a medio bordar y varios objetos análogos, y empezaron las diligencias por la policía y seguida la causa por el Tribunal con toda actividad, el delito de doña Mariana de Pineda ha sido probado plenísimamente.

lunes, 5 de abril de 2010

INMIGRACION ACTUAL ESPAÑOLA Y SUS CONSECUENCIAS




















Está claro que uno de los principales conflictos con los que cuenta la población actual es la inmigración. Desde hace algunos años países que tenían tradición de enviar población a otros muchos más desarrollados, como el caso de España, están viviendo la llegada masiva de emigrantes desde las zonas más pobres de Europa y el Norte de África.
De acuerdo con su situación pueden clasificarse en tres grupos : los ciudadanos nacionalizados tras varios años de permanencia en el país que pasan a ser españoles de pleno derecho, los inmigrantes legales que obtienen todos los papeles reglamentarios conservando su nacionalidad de origen, y los extranjeros ilegales más difícil de contabilizar. Los inmigrantes proceden mayoritariamente de Europa, sobre todo de los países de la zona este, de África principalmente de Marruecos, de América Latina destacando Colombia, Ecuador, Argentina y la República Dominicana y de Asia siendo los ciudadanos chinos y los filipinos los mayoritarios.
Hay otro tipo de inmigrantes, que son los comunitarios, que suelen ser jubilados que aprecian las buenas condiciones climáticas de zonas como el litoral mediterráneo o adultos atraídos por las posibilidades de trabajo y de negocio. Los inmigrantes extracomunitarios y extraeuropeos suelen intentar buscar una nueva vida debido a motivos económicos y carencia de recursos en sus países de origen. Son predominantemente jóvenes que realizan trabajos de baja cualificación en la construcción, la minería, la agricultura, la pesca o el servicio doméstico.
Las consecuencias de todo este nivel de inmigración se pueden apreciar desde diferentes planos. Ellos tienen una estructura demográfica más joven debido a que controlan menos la natalidad y este hecho contribuye a frenar el brusco descenso de la natalidad española e incluso asegurar el relevo generacional. Económicamente ya se ha indicado que los inmigrantes suelen desempeñar las tareas más duras y peor remuneradas, las no deseadas por los trabajadores de cada país.
Un reciente informe de la ONU estima que en los próximos cincuenta años será necesaria la llegada de doce millones de inmigrantes para mantener el actual nivel de vida que se está alcanzando en los países receptores. Pero sobre todo esta masiva entrada de inmigrantes está provocando desórdenes sociales ; su aumento ha hecho creer entre algunos colectivos la idea de "invasión" y el temor a la reducción de la identidad nacional. Estos temores están en la base de muchas de las actitudes xenófobas o racistas que consideran necesaria la devolución de estas personas a sus países de origen para evitar un "efecto llamada" que haga aumentar la inmigración clandestina. Muchos de ellos, sobre todo los ilegales, padecen duras condiciones laborales (salarios bajos, largas jornadas de trabajo, ausencia de seguros), eso quien tiene trabajo, porque con motivo de la actual crisis financiera la gran mayoría está en paro y en unas condiciones críticas. Es evidente el hacinamiento que padecen. Es por todo esto, por lo que se les responsabiliza de forma justa en algunas ocasiones e injusta en otras de diversos delitos sociales como el tráfico de drogas, el crimen organizado, la prostitución y la mendicidad. Las diferencias culturales, lingüísticas y religiosas hacen difícil su integración y pueden suscitar tensiones con la población autóctona.

jueves, 1 de abril de 2010

LAGUNAS DE RUIDERA



“(...) las cuales llorando, por compasión que debió tener Merlín dellas, las conviritió en otras tantas lagunas, que ahora, en el mundo de los vivos y en la provincia de La Mancha, las llaman las Lagunas de Ruidera”.

El Parque Natural de las Lagunas de Ruidera fue creado en 1979, y cuenta con 3.772 hectáreas situadas entre las provincias de Ciudad Real y Albacete.

El Parque lo conforman el embalse de Peñarroya y un total de 16 lagunas escalonadas, conectadas entre sí por cascadas y emisarios subterráneos, en un conjunto de singular belleza, un oasis cuya frondosidad y exuberancia contrasta con la extrema aridez que lo circunda.

El paisaje resulta espectacular y único en la Península Ibérica. Los valores naturales del lugar saltan a la vista, teniendo en la avifauna uno de sus principales alicientes. Asimismo, se trata de un lugar de indudables resonancias cervantinas. En el interior del parque se encuentra la famosa Cueva de Montesinos (término municipal de Ossa de Montiel), que según la tradición es aquella a la que Cervantes se refiere en los capítulos 22 y 23 de la II Parte del Quijote.

Este espacio natural tiene como protagonista absoluto el agua, elemento esencial que da origen a Ruidera. La hidrológica de Ruidera, es un complejo sistema hídrico condicionado por la geología de esta comarca del Campo de Montiel. El agua que durante nuestra visita podemos observar en las lagunas, procede de los manantiales y aportes superficiales de los arroyos y veneros que llegan al fondo de este valle del río Guadiana, como por ejemplo el arroyo de las Hazadillas, o el Alarconcillo. Las lagunas también reciben importantes aportes subterráneos, de un flujo de agua que circula a lo largo de este valle, atravesando los materiales calizos. El material calizo de las lagunas de Ruidera es por su naturaleza permeable, permitiendo la circulación del agua bajo las mismas, en algunas lagunas estas corrientes subterráneas son interrumpidas al aparecer otros materiales impermeables del triasico superior, que impiden estas corrientes y la inundación de la propia laguna. Esto sucede en algunas lagunas intermedias y bajas, (laguna lengua, laguna redondilla.

En medio de esta singular meseta del campo de Montiel, nace el río Guadiana, singular río del centro peninsular, cuyo peculiar nacimiento (según los estudiosos e hidrogeólogos), no es otro que las propias lagunas de Ruidera y sus manantiales, considerándose este paraje según las conjeturas geográficas, como cabecera o Alto Guadiana, situado a 900 metros de altura.

El Guadiana una vez ha atravesado el valle y las ultimas lagunas aguas abajo del pueblo de Ruidera, en las inmediaciones del embalse de Peñarroya construido en el año 1959, se filtra y desaparece para resurgir, según estudio hidrogeológicos, a 80 kilómetros mas al oeste de la provincia de Ciudad Real, en forma de manantiales y ojos, en el paraje denominado Ojos del Guadiana en las cercanías del termino de Daimiel, dando origen a las famosas Tablas de Daimiel, Parque Nacional de gran interés natural. Posteriormente este río sigue su curso hacia tierras extremeñas desembocando en Ayamonte (Huelva), marcando la frontera entre España y Portugal.