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miércoles, 15 de abril de 2020

Episodios Consulares (I)

Eran más de las dos de la tarde y deambulaba por una de las amplias calles de Clearwater en Florida. Apenas, algún que otro transeunte. El calor era abrasador e incluso en la sombra la sensación de humedad y calor extremo se hacían notar. Buscaba un bar, necesitaba matar el tiempo y relajarme después de la intensa primavera en el Oriente Próximo; Beirut, Alepo, Medina y Estambúl. Me dirigí a Clearwater Beach, una de las playas más bonitas de Florida. Allí una cantante de reggae amenizaba el mediodía con un encomiable manejo de guitarra y voz espectacular en la esquina del bar, enquistado en medio de la arena de aquella playa de aguas cristalinas. Aquél local, era de lo más típico americano, con camareras atractivas, rodeado por los cuatro costados de típicos Red necks, sedientos de cerveza y charlas inapropiadas. Por fín podía elegir beber entre las más de 40 diferentes marcas de cerveza, entre locales e internacionales. Recuerdo que la tarde anterior, recién llegado de New York, había comprado una sudadera del ejército americano para Vicky, todo mi pensamiento estaba sumido en ella. Hasta el día 3 de mayo de ese mismo año, nadie había entrado de tal manera en mi corazón, fue algo intenso. Algo teníamos en común, de eso no cabía duda, y pensando que la espera no iba a ser en vano, disfrutaba cada momento, comprando ropa, pequeños detalles de un país tan lejano, con un inmenso océano que nos separaba, imaginándome cada prenda en su figura, en el constante fluir de nuestros pensamientos plasmados en escritura cursi, a veces absurda, pero repleta de sentimiento. Con la melodía de “Stronger than me” de Amy Winehouse tomé la segunda cerveza e imaginé el momento. En menos de una semana la vería. ´Cause I´ve forgotten all of Young Love´s joy” sonaba a no menos de dos metros de mí. Soñar es bonito, pero si la realidad después te lo confirma, es un premio me decía a mi mismo. Y es que ya estaba en mí, en el quehacer diario, desde la mañana hasta bien entrada la madrugada. Aún sin estar, la tenía. Era pura magia. La vida siempre es cuestión de perspectivas. Del calor de la Florida, al calor granadino, diferentes pero unidos por un mismo
motivo. Después de dar muchas vueltas, y pese a conocer la ciudad, llegué al lugar de encuentro. Un escenario parecido al de una semana atrás en las calles desiertas de Florida . Dos de la tarde , temperatura extrema pero ahora no estaba relajado como en aquél día en Clearwater Beach. El lugar de bares, en la Plaza de Toros de Granada. El encuentro fue emotivo, todavía lo recuerdo como algo insuperable. Desde fuera , a través de las grandes cristaleras pude ver su figura , sentada con las piernas cruzadas en uno de los barriles. Alli estaba Vicky. Apenas había un par de clientes, en aquel bar amplio y con decoración taurina, haciendo honor al nombre del complejo. Su condición de militar hacía que su vestido blanco nácar se ajustase a aquella figura entrenada, como si de un maniquí se tratase. El rubio de su pelo junto a su mirada intensa y sonrisa dejaban entrever un rostro atractivo. Firmeza y seguridad definían su carácter. Nos abrazamos. No había espacio ni tiempo fuera del límite de mi universo; el tiempo transcurre y se detuvo ahora.

1 comentario:

  1. Una Bonita historia para ser desperdiciada. Esperando segunda parte ansiosa!!!👏👏👏

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