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lunes, 15 de noviembre de 2010

MARRUECOS Y EL PROBLEMA DEL SAHARA





Entre 1912-1956 se impuso el protectorado francés, y se acordó otorgar a España, para nivelar el balance de fuerzas entre Francia e Inglaterra en la zona, el llamado Protectorado de Tetuán o Marruecos Español. La ciudad de Tánger se convirtió en ciudad internacional.

Después del establecimiento del protectorado conjunto, el Rif mantuvo su resistencia al dominio extranjero. El Rif es la cadena montañosa que confina el litoral mediterráneo de Marruecos. Habitado por tribus berberiscas, siempre resistió a las tentativas de invasión venidas de los reinos cristianos del norte, España y Portugal.

Los españoles, a los cuales tocaba la administración de esa región, sufren una serie de razzias contra sus intereses industriales en Marruecos, lo que provocó la declaración de guerra.

En 1921, la tribu de Beni Ouriaghel, instalada en la región de Al-Huceima, entra en rebelión abierta dirigida por un antiguo funcionario de la administración española, Mohamed Ben Abdelkrim El-Khattabi. Joven, carismático e inteligente, dirige un pequeño ejército e inflige algunas derrotas a los españoles.

El general Silvestre dirigió un ejército para terminar con los Beni Ouriaghel, pero sufrió una derrota en Anual en junio de 1921: la casi totalidad de sus tropas, 15.000 soldados, encontró la muerte en batalla, y el general se suicidó.

En Madrid, las derrotas del Barranco del Lobo y el Desastre de Annual provocaron graves crisis de gobierno, e incluso disturbios en Barcelona (Semana Trágica) pues se obligaba a combatir por proteger estos recursos industriales a toda la población que no pudiera pagar la exención. Los sucesivos fracasos del Gobierno frente a Abdelkrim fueron la causa de un golpe de Estado el 13 de septiembre de 1923 dado por el general Miguel Primo de Rivera, que suspendió la Constitución e instauró la dictadura.

Famoso por su victoria y rico por la gran cantidad de armas ligeras y pesadas conseguidas en el campo de batalla, Abdelkrim extendió su autoridad al conjunto del Rif. En febrero de 1922, declaró la República rifeña y se nombró Presidente. No contento con sus victorias sobre los españoles, Abdelkrim envió emisarios a las tribus de la zona del protectorado francés para invitarles a incorporarse a la rebelión.

Hubert Lyautey, residente general de Francia, reforzó los puestos de vanguardia para proteger las ciudades de Meknes, Taza y Fez, pero el llamado "mariscal monárquico" era poco apreciado por el Gobierno republicano francés, y no obtuvo los refuerzos solicitados.

Cuando Abdelkrim lanzó en abril de 1925 su ofensiva hacia el sur, empujó sin problemas a las tropas francesas hacia Fez y Taza. Lyautey dimitió y el Gobierno francés confió las operaciones al mariscal Philippe Pétain, aureolado por su victoria en Verdún y bien visto por los medios republicanos, que consiguió de París los medios que se habían negado a Lyautey. Organizó una contraofensiva masiva basándose en la aviación, y se benefició de la ayuda de los españoles. España lanza entonces el Desembarco de Alhucemas (8 de septiembre de 1925) bajo la dirección del general Primo de Rivera poniendo fin a la guerra con el mayor desembarco aeronaval que se había realizado hasta entonces.

Abdelkrim se rindió y fue exiliado a la isla de La Reunión. Consiguió escapar y refugiarse en El Cairo, donde murió en 1963.

La guerra del Rif se considera una de las grandes epopeyas nacionales de Marruecos. A los ojos de los nacionalistas árabes, sigue siendo un gran símbolo de la lucha anticolonial.

Tras la marcha del General Lyautey en 1925, disminuyeron las prerrogativas que Francia le mantenía a los alauitas, acudiendo cada vez más a la gestión directa. La resistencia se organizó a partir de jóvenes de las élites urbanas; la segunda Guerra Mundial señaló una tregua entre la oposición nacionalista y Francia. Durante la guerra, Mohamed Ben Youssef (Mohammed V), que se había convertido en Sultán del Reino Jerifiano en 1927, decidió proteger todos a los judíos marroquíes ante el régimen de Vichy.

En 1942 tuvo lugar el desembarco de los aliados en Casablanca para rechazar las ofensivas del general Rommel en Túnez y Libia. El sultán, tras la victoria sobre las tropas nazis, dio el apoyo de sus tropas a la Francia ocupada, y decidió reunir un ejército de las fuerzas armadas reales marroquíes de 100.000 hombres, los llamados "indígenas", por ser hombres de las colonias francesas (África negra, Indochina y Magreb), que desembarcaron en Italia, ayudaron a liberar este país y siguieron su avance hacia Alemania, liberando todas las ciudades del sur y el este de Francia, en particular, Lyon, Marsella y Estrasburgo, pagando un alto precio: 25.000 hombres murieron para liberar Francia. A su vuelta, fueron aclamados por una gran muchedumbre que comprendió que no tenía necesidad de los franceses para defenderse.

La presión sobre los colonos franceses, saqueo de comercios, sabotaje de las vías férreas, huelgas, aumenta: en 1944 se publicaba un manifiesto de la independencia; tres años después, el sultán Mohamed V se pronunciará en Tánger (ciudad internacional) a su favor.

Entre 1940 y 1945, España ocupó temporalmente Tánger, anexión que no fue reconocida internacionalmente.

El 20 de agosto de 1953 los franceses obligan a exilarse al Sultán alauita Mohammed V fue forzado a exilarse por su apoyo al movimiento nacionalista que, tras la II Guerra Mundial, se estaba gestando en Marruecos, colocando en el trono a su pariente Mohammed Ben Arafa. Volvió del exilio el 16 de noviembre de 1955; en febrero de 1956 negoció con éxito con Francia la independencia de Marruecos, y en 1957 tomó el título de Rey.

En 1975, con la "Marcha Verde" Marruecos invadió el Sáhara Occidental, y se lo anexionó en contra del dictamen de la ONU. Aun así ningún país ha reconocido la soberanía marroquí sobre dichos territorios, y la cuestión está en manos de la ONU.
En 1976 estalló la segunda guerra entre Argelia y Marruecos. El 28 de noviembre, Marruecos se apoderó de Smara. El 10 de diciembre, la ONU decide la organización de un referéndum en el Sahara. Soldados marroquíes entraron en El Aaiún. Por su parte, Mauritania, el 19 de diciembre, se apodero de Lagouira, en su frontera con el Sahara español. El 9 de enero de 1976, el ejército marroquí hace su entrada en Dakhla (Villa Cisneros). El 12, los últimos miembros de la Legión española abandonan el Sahara. Argelia, dejada fuera de los Acuerdos de Madrid, decidió invadir el territorio del Sahara occidental. El 27 de enero la guerra estalla entre los dos países en la localidad de Amgala. El 29, el ejército argelino es obligado a retirarse de la región de Amgala, dejando 100 muertos y a 200 presos en manos de las Fuerzas armadas marroquíes, posteriormente liberados por Hassan II.
En 1979 Mauritania se retiró del conflicto, y Marruecos no tardó en anexionarse la mayor parte del territorio situado en el sur, antes reivindicado por Mauritania. Durante los años ochenta, la estrategia de Marruecos consistió en consolidar progresivamente su control en el territorio, y la construcción de un muro de defensa que supera los 2500 km, con unidades de vigilancia conectadas a las de intervención, equipadas de radares y protegido con alambres de espinos. Una zona de varios centenares de metros con campos de minas prohíbe el acceso.
A comienzos de la década de 1990, Hassan comenzó a reformar el estado, con la convocatoria de elecciones, la introducción de un sistema parlamentario bicameral y la puesta en marcha en 1998 del llamado gobierno de alternancia, ayudado por el dirigente socialista Abderramán Yusufi.
El rey Hassan II incorporó a los islamistas radicales al Gobierno, legalizando un partido islamista, Justicia y Desarrollo, que consiguió algunos escaños en las elecciones pero que cuenta con poca autonomía.
Mohamed VI, hijo de Hasan II, subió al trono el 23 de julio de 1999, tras la muerte de su padre. Declaró que la justicia, la educación y los derechos humanos formarán el esqueleto de su política.
Los problemas latentes son principalmente:

De tipo económico:

Marruecos era hasta la reforma de Hasan II un estado feudal, fundamentalmente agrícola, pero con las tierras en manos de la corona y de algunos grandes terratenientes, por lo que ha iniciado un amplio programa de privatizaciones y de apertura a inversiones extranjeras.

La población analfabeta supera la mitad, y el paro se sitúa oficialmente en el 19% de la población activa, por lo que el gobierno se propone la creación de 250.000 puestos de trabajo al año, intento difícil porque más del 50% del presupuesto nacional está destinado a gastos de Estado, mientras que la sanidad y la educación reciben pequeñas partidas.

En el plano internacional las relaciones marroquíes se mueven en el triángulo Magreb, Oriente Medio y Europa. Con el problema del Sahara pendiente, Marruecos se enfrenta al Frente Polisario y a su protectora, Argelia.

El reino alauí siempre ha mantenido una buena relación con Estados Unidos, y es miembro de la Liga Árabe.

Las relaciones con su vecina del norte, España, están condicionadas por la pesca, la emigración ilegal y las disputas territoriales: el 11 de julio del 2002, Marruecos ocupó la isla de Perejil con una docena de gendarmes. España la recuperó el 17 de julio, informando previamente al Consejo de Seguridad de la ONU y a sus aliados internacionales. La isla se mantiene desierta en la actualidad. El último acontecimiento ha tenido lugar hace una semana con nuevas represalias marroquíes contra la población saharaui.

1 comentario:

  1. Bien me parece este artículo, que hace pensar sobre las responsabilidades de España como antiguo país administrador de El Sahara. Los acuerdos de Madrid solo se explican si se entiende la situación de debilidad de un gobierno claudicante ante el final de un régimen y la falta de política exterior verdaderamente eficaz en esta materia, de forma que Marruecos se vio favorecido por su amistad con Estados Unidos sin que España pudiese contrarrestarla. La situación con posterioridad se ha complicado por la necesidad de mantener relaciones de amistad con Marruecos (pesca, inmigración...) pero en general se puede decir que los gobiernos de España no han estado a la latura de las circunstancias en materia de derechos humanos respecto del pueblo sahararui. Este se encuentra dividido no obstante, pues hay algunos que son partidarios de un acuerdo con Marruecos para un régimen de autonomía, aunque es evidente que -mientras no se demuestre lo contrario- el interlocutor válido de los saharauis el el Frente Polisario. Un saludo.

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