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martes, 22 de noviembre de 2011

JUANA, "LA BELTRANEJA"



Juana de Trastámara, apodada la Beltraneja, nació en 1462 en Madrid, heredera de Enrique IV y de su segunda esposa la reina Juana de Portugal. Repudiada por una mayoría de la nobleza castellana al contemplar la inexistente paternidad real de Enrique IV, quien se dice obligó a su mujer, la reina, a tener un hijo con su favorito, Beltrán de la Cueva, primer duque de Alburquerque. El rumor y la sospecha sobre la impotencia de Enrique el Trastámara tomaba cuerpo entre la nobleza y el vulgo castellano, quienes recordaban al unísono su anterior matrimonio con Blanca II de Navarra el cual hubo de anularse por su "no consumación".
La vida de Juana viene marcada en gran parte por su sometimiento a los nobles custodios, los cuales veían en ella una moneda de cambio de gran valía. Bajo la tutela de la nobleza castellana pasó gran parte de su infancia y juventud , en numerosos castillos de los reinos hispánicos; de los castillos de Buitrago de Lozoya y Trijueque bajo la familia Mendoza, al castillo de Escalona y en el Alcázar de Madrid, pasando por el de Trujillo.
Así pues, su vida sentimental no podía ser de otra manera, la disposición noble y real para afianzar y aumentar el poder territorial. Fue elegida para casarse con el duque de Guyena, hermano de Luís XI de Francia. Su padre, Enrique IV, dio su consentimiento y las capitulaciones matrimoniales se firmaron en Medina del Campo en 1470. Fue sin duda a petición del noble Juan Pacheco y de los embajadores de Francia, los cuales instaban a Enrique IV que revocase el Tratado de los Toros de Guisando tras jurar solemnemente junto a la reina que Juana era su hija legítima. Juana y el duque de Guyena contraerían matrimonio un 26 de octubre de 1470.
Una vida dirigida y sin contemplaciones, privada de su herencia legítima, de su dignidad como mujer y que aceptaba con resignación. A decir verdad, la crítica histórica no ha podido todavía comprobar la verdad de una disposición testamentaria en la que Enrique IV declaraba a Juana su hija y heredera, pues una gran mayoría cree que Enrique IV, ofreciendo una repetida imagen de su ordinaria imprevisión, no dejó nada dispuesto a su muerte. ¿Afectó acaso la muerte prematura del duque francés? ¿Qué movió a tal confusión?. El rey "impotente" y su desorden hereditario provocó que casi toda la nobleza apoyase la causa de Isabel (la católica), o dicho de otra manera, la alianza de las coronas de Castilla y Aragón. Sin embargo, algunas familias poderosas de Castilla se decantaron por la opción de la legítima y única heredera al trono, la Beltraneja. Así pues, a pesar de tener un menor número de defensores, aquellos que la apoyaron exigieron al rey portugués Alfonso V que defendiese el derecho de su sobrina, al tiempo que le propusieron que la tomase como esposa, pasando así a ocupar el cetro de rey de Castilla. No faltó insistir mucho al rey luso, y a no más tardar envió una misiva a Isabel y Fernando exigiendo retirasen de inmediato su candidatura al reino ,si no querían dilucidar el futuro reinado en el campo de batalla.
Pese a todo, Juana trató de evitar la guerra civil proponiendo que el voto nacional resolviera la cuestión del mejor derecho; "Luego por los tres estados de estos dichos mis reinos, e por personas escogidas dellos de buena fama e conciencia que sean sin sospecha, se vea libre e determine por justicia a quien estos dichos mis reinos pertenecen; porque se excusen todos rigores e rompimientos de guerra" Juana dixit.
A pesar de sus sinceras y buenas palabras, Fernando e Isabel hicieron preparativos para rechazar por la fuerza al rey portugués.
En Toro la Beltraneja tenía su corte con gran magnificiencia y apuntaba serias maneras de gobernante de clara estirpe real. La guerra no se hizo esperar.
El conflicto se generaliza. Juana y Alfonso consiguen una alianza con Francia, mientras que Aragón apoya claramente a Fernando e Isabel.
Fernando se dirige a Burgos, ciudad afín a su causa al objeto de expulsar de ella a Juan de Zúñiga, partidario de Juana que se ha hecho fuerte en el castillo.
No pudiendo conseguir su objetivo, deja a su hermano Alfonso de Aragón al frente de algunas tropas y en diciembre marcha sobre Zamora, ciudad que capitula refugiándose los seguidores de Juana en el castillo.
La situación en el Castillo de Burgos se torna desesperada. Juan de Zúñiga se halla al límite de sus fuerzas y pide ayuda, pero los refuerzos prometidos son rechazados y sus defensores se rinden.
Su última esperanza de desvanece el 24 de febrero de 1479 cuando un cuerpo de ejército portugués y la Condesa de Medellín son derrotados en La Albuera por el Maestre de Santiago Alonso de Cárdenas.

El 4 de septiembre mediante la Paz de Alcaçovas, Portugal reconoce a Isabel y Fernando como Reyes de Castilla. A Juana los vencedores le dan seis meses de plazo para elegir entre las siguientes opciones: la primera de ellas, unirse en matrimonio al hijo de Isabel y Fernando (el príncipe Juan nacido en 1478), siempre y cuando éste alcance la mayoría de edad y no ponga reparos a la posible boda (si los pusiera se compensaría a Juana con 100.000 ducados y la ceremonía no se realizaría)y la segunda la de ingresar en un convento.
Herida en su dignidad e intereses, se retiró inmediatamente al monasterio de Santa Clara de Coímbra donde pronunció sus votos al año siguiente. Fernando e Isabel enviaron a la ciudad portuguesa, para que fuesen testigos de la ceremonia, a Díaz de Madrigal, individuo del Consejo Real de Castilla, y a Hernando de Talavera, confesor de la reina, el cual dirigió a Juana una exhortación, en la que le dijo que había adoptado el mejor partido según los evangelistas, y terminó su discurso declarando que ningún pariente, ningún amigo verdadero, ningún consejero fiel, querrían apartarla de tan santa determinación. Esta, hasta el fin de sus días, firmó con las palabras Yo la reina. Poco antes de morirse, en el año 1530, testó sus derechos a la corona de Castilla a favor del rey Juan III de Portugal.

Sus restos mortales se hallan actualmente desaparecidos, (como consecuencia del terremoto de Lisboa) por lo que resulta imposible la realización de una muestra de
su ADN para demostrar su ascendencia.

"¿Has contemplado el color de los atardeceres al sentir tu ausencia?. Ese tono anaranjado con brillantes esmeralda parece atraerme cada minuto, cada segundo hacia ti desde este torreón frío y aislado.." A mi princesa.

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