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viernes, 19 de marzo de 2010

LA ENCOMIENDA

La encomienda se considera en los estudios clásicos el antecedente más antiguo de la hacienda en México. Legalmente, la encomienda es una asignación oficial de comunidades indígenas a un colonizador privilegiado.1 La encomienda es una institución jurídica, aunque también se interpreta teológicamente tiene carácter económico por la relación productiva agraria, configurada con un carácter histórico por las transformaciones que va sufriendo hasta su supresión en el siglo XVIII. Nació en las Antillas y fue exportada a la Nueva España. La ley que daba validez a la encomienda eran las Ordenanzas de Burgos. En lo que respecta a la agricultura y a la propiedad de la tierra, el antecedente técnico de la hacienda fue la estancia, más concretamente que la encomienda. La estancia ganadera y en general la merced de tierras para fines agrícolas, contribuyen a la formación de la propiedad de la hacienda. La encomienda fue sustituida por el repartimiento.

La encomienda no solo operó como un factor destructivo de la propiedad comunal de los pueblos, sino que también dio origen a la formación de las haciendas. El sistema no era completamente nuevo, pues los españoles lo habían aplicado cuando conquistaron el Sur de España venciendo a los moros. Se acomodaba fácilmente a las instituciones indígenas existentes. El siglo XII se considera la época preliminar a la era de las haciendas.

Los historiadores han llegado a convenir en que la encomienda y la hacienda fueron dos instituciones distintas; todavía quedan dudas sobre los elementos de continuidad que hubo entre ellas. En la segunda mitad del siglo XVI comenzó la decadencia de las encomiendas y la formación de las haciendas.

Muchos habían utilizado la "composición" y otros procedimientos para obtener la confirmación de los títulos de los bienes que poseían, y cuando al fin se decretó en 1720 la abolición de las encomiendas, ya se había transformado en haciendas.

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